HONGOS EN SUELOS AGRICOLAS


La ciencia del suelo ha reconocido, hace no muchas décadas, la importancia de la vida microscópica en la salud de los suelos, y su relación con la calidad y el rendimiento de los cultivos. En un principio se reconocían mayormente las estructuras macroscópicas de los suelos, centrando su atención en la clase y morfología de los elementos constitutivos, tales como minerales, contenido de carbono, la influencia morfológica sobre la relación entre retención o escurrido del agua, etc.

Sin embargo, algunos agricultores perspicaces empezaron a notar que las características físicas del suelo podían recibir beneficios de la vida microscópica cuyo desarrollo es favorecido o perjudicado por esas características físicas y morfológicas del sustrato agrícola. Los investigadores empezaron a reconocer el rol de algunos hongos y otros seres microscópicos en el apoyo al desarrollo de la salud del suelo, la calidad de los vegetales que crecen en esos suelos y hasta su efecto en la mitigación climática.

La moderna agricultura industrializada inunda los suelos con agroquímicos de todo tipo, molestándolos con intervenciones físicas mecánicas extensivas e intensivas, todo lo cual constituye una virtual guerra masiva contra el desarrollo de la vida microscópica del suelo, viéndose de esta forma privada de aprovechar los beneficios que esos microorganismos brindan al suelo y a las cosechas. Así, los suelos se degradan en el tiempo viéndose privados de su habilidad de beneficiarse de los ciclos del carbono y los nutrientes que los hongos, micorrizas, nematodos, protozoos, etc. proveen. Revertir estos efectos negativos favoreciendo al desarrollo de la vida microbiológica de los suelos es la forma más inteligente de recuperar la vida activa de los mismos.

Las micorrizas forman redes subterráneas conectadas por filamentos llamados hifas que se extienden en todas direcciones acumulando carbono reteniendolo en el suelo en lugar de dejarlo expandirse al ambiente como anhídrido carbónico con su perjudicial efecto invernadero. Este es el objetivo de lo que popularmente se conoce como agricultura amigable al clima o “agricultura regenerativa”, que mantiene la relación bacterias-hongos en una relación favorable para cada tipo de cultivo.

La forma de favorecer la vida microbiológica del suelo va más allá de principios reconocidos como la adición de composts y el apoyo a la biodiversidad no dejando nunca los suelos desnudos. También se han reconocido los beneficios de la agroforestería (cultivos consociados a bosques) que provee no solo material orgánico al suelo, sino que ofrece una mayor diversidad microbiológica proveniente de la biología propia de los bosques.

Ultimamente se han venido desarrollando investigaciones intensivas sobre la vida microbiológica del suelo a fin de establecer un verdadero conocimiento científico de las acciones que lo favorecen o  perjudican, y su acción en los suelos, su vida subterránea y sobre la superficie, y en la relación producción y retención de carbono, así como sus efectos sobre el clima y la sustentabilidad de la vida en el planeta.

Fuente: “Fungi Are Helping Farmers Unlock the Secrets of Soil Carbon”, por Grey Moran, Mar.11, 2024, CIVILEATS, https://civileats.com/2024/03/11/fungi-are-helping-farmers-unlock-the-secrets-of-soil-carbon/?fbclid=IwAR0PiwnCTllocIQinfwoQgQB3cgwaCZqAOMFupaa3wQpIkvazaOEekgoKoc

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