EL COSTO AMBIENTAL DEL DESARROLLO
DESARROLLO VS. AMBIENTE?
Es que debemos olvidar el
desarrollo para preservar el ambiente? No tendríamos que apuntar a un aumento
en la eficiencia, en cambio?
FUENTES ALTERNATIVAS DE COMBUSTIBLES SÓLIDOS: UNA FUERTE CONTROVERSIA.
La explotación de las
fuentes alternativas de combustibles fósiles como el gas de esquistos, la
arenas bituminosas, el fracking, etc. enfrentan una controversia insoluble: su
explotación, promovida por el muy necesario desarrollo y por las compañías energéticas como parte de su
monumental negocio, es fuertemente rechazada por los ambientalistas y por las
poblaciones afectadas por esa explotación. Hay pues una urgente necesidad de
impulsar un significativo aumento de la eficiencia en la producción y uso
energético, ya sea a través de inversiones o presionada por regulaciones
oficiales.
El mundo parece tener una insaciable sed de energía
para el desarrollo, y su fuente más accesible son los combustibles fósiles. Los
ambientalistas proponen, en cambio, el uso de fuentes limpias de energía como
la eólica, la solar, la geotérmica, la marina, etc. Es cierto que las fuentes
de combustibles fósiles son más fácilmente accesibles que las energías renovables
y constituyen al mismo tiempo un monumental negocio para las corporaciones
energéticas. Un choque entre ambos intereses, el ambiente y la industria de los
combustibles fósiles es sin duda inevitable.
Entre las razones de los ambientalistas para oponerse
a la explotación y uso de los combustibles fósiles, aparte del problema de las
emisiones y sus efectos en el cambio climático, están los altos riesgos de
polución de las áreas pobladas cercanas a los yacimientos. La cantidad de
combustible obtenible de los yacimientos a través de esas tecnologías es inmensa.
Pero sus amenazas a las poblaciones cercanas son también enormes.
En un reciente artículo titulado GUERRAS ENERGÉTICAS: GRUPOS DE NACIONES
PRIMIGENIAS DICEN QUE LA EXPLOTACIÓN DE LAS ARENAS BITUMINOSAS SON “UNA
HISTORIA DE HORROR” (ENERGY WARS: FIRST NATIONS GROUP SAYS PROCESS TO
EXPAND OILSANDS 'LIKE AN ENVIRONMENTAL HORROR STORY’) por Les Whittington,
reportero de la la Oficina de Ottawa del thestar.com, publicado el lunes 2 de
Junio y citado por EHN Monday, Above The Fold, 02-06-2014) describe el conflicto
de la Nación Primigenia Athabasca Chipewyan con los explotadores de las arenas bituminosas,
conflicto que atrajo la atención mundial, y que choca de frente con las
intenciones que tuvo durante los últimos dos años el conservador gobierno Canadiense
de impulsar leyes ambientales federales.
Los Athabascanos sobrevivieron por miles de años cazando, pescando y
operando trampas a lo largo del Río Athabasca en el norte de la provincia de
Alberta, Canada. Pero hoy los 1.200 miembros de la Nación Primigenia de Athabasca
(Athabasca Chipewyan First Nation - ACFN) se encuentran sumergidos en uno de
los mayores desarrollos industriales en la faz del planeta: la expansión de la
invasiva operación que intenta producir 5,2 millones de barriles diarios de
petróleo de las arenas bituminosas para el 2030.
La explotación de esas arenas es vista por las compañías petroleras y
por el gobierno canadiense como esencial para el fortalecimiento del futuro
económico del Canadá. Pero para los Athabascanos significa algo muy diferente: preocupantes
tasas de cáncer, contaminación de acuíferos esenciales y daños a su tierra
natal, su modo de vida y su cultura. El desarrollo es muy deseable, pero no a
costa de poblaciones enteras.
Jeffrey Sachs, director del Earth Institute, Columbia University, explica
con seriedad la velocidad a la que la Tierra está aproximándose a un desastre
ambiental debido al aparentemente imparable calentamiento. En su artículo en La
Nación de Buenos Aires, Sección Economía, del domingo 1º de Junio (2014) Sachs
menciona que entre 1992 y 2013 las emisiones crecieron desde 22.600 millones de
toneladas de CO2 a 34,500 millones. Dice Sachs que “este es el gran problema
moral de nuestro tiempo: el abuso de los combustibles fósiles amenaza a los
pobres, los más vulnerables al cambio climático producido por el hombre”. Y
continúa recordando que “la opinión pública bloqueó la construcción del oleoducto
Keystone XL que hubiera acelerado la explotación de las arenas bituminosas del
Canadá, proyecto escandaloso considertando que ni Canadá ni los EEUU se
comprometieron con un plan climático”.
En la sección Opinión del citado diario, Alieto Guadagni,
miembro de la Academia Argentina de Ciencias Ambientales, menciona que el Grupo
I del Panel Intergubernamental de Cambio Climático advierte que la
concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera es la mayor de los
últimos 800.000 años. El difunto Protocolo de Kioto no llegó a un acuerdo
internacional para remediar el imparable crecimiento de la concentración de CO2
en el aire: las naciones desarrolladas quieren seguir desarrollando sus
economías a cualquier costo y miran para otro lado cuando se menciona la
necesidad de acuerdos respecto del cambio climático. Los efectos más dañinos
del cambio climático serán sufridos por las naciones pobres que son las que
contribuyen menos a las emisiones.
No obstante todo esto, parece estar surgiendo un leve
cambio en la actitud hacia el problema climático en los dos países que son los
mayores responsables de las emisiones de gases invernadero: China y los EEUU. No
que podamos descontar que ocurran cambios significativos de inmediato, pero es
de esperar que las autoridades de los países emisores pongan alguna presión
sobre las corporaciones energéticas y, o por sugestión o por el uso del poder
institucional promuevan un aumento de la eficiencia en la producción y uso de
la energía que permita disminuír la velocidad del detertioro de la Tierra. No
debería haber opción entre desarrollo o ambiente. Tendría que
llegarse a un saludable balance en el cual ambas partes descarten excesivas expectativas
y, usando el poder de la economía y de la mente se logre alcanzar objetivos
razonables. Ing. Jorge Casale, Editor.
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