AGROTÓXICOS O AGROINSUMOS
AGROTÒXICOS O AGROINSUMOS (ENGLISH VERSION BELOW: Agrotoxics or agroinputs)
Muy a menudo los
ecologistas usamos esos términos como sinónimos o equivalentes. Pero
ciertamente no lo son. Es preciso tener muy en cuenta la diferencia entre ellos
so pena de exponernos a crìticas por parte de quienes tildan a los ecologistas de
“pseudoambientalistas”.
En un artículo en el
suplemento Maiz del diario La Nación de Buenos Aires del 9 de este mes (1),
después de una abundante introducción mencionando principios con los que todos,
ecologistas o no, estamos de acuerdo, el autor hace mención de que los pseudoambientalistas
y políticos dogmatizados hábilmente presentan a los agroinsumos como “agrotóxicos”.
Qué es un agroinsumo
y cómo se diferencia de un agrotóxico. Busquemos la etimología de esas palabras. Sería
una verdad de Perogrullo decir que un agroinsumo es un insumo empleado en el
agro. Y que “insumo” es, según el diccionario de la Real Academia Española, un “Conjunto de bienes empleados en la producción de otros bienes”,
en nuestro caso, bienes agrícolas. En cambio un agrotóxico sería una sustancia empleada
en el agro que resulta tóxica (según el mismo diccionario: perteneciente o
relativo a un veneno o toxina). Por lo tanto, no todo agroinsumo es un
agrotóxico. Por esto los ecologistas – en especial los orgánicos - tenemos que ser
cuidadosos cuando hablamos de agrotóxicos.
Es cierto que muchos agroinsumos son
agrotóxicos en mayor o menor grado. Pero no todos lo son. Los ecologistas no
nos oponemos indiscriminadamente al uso de agroinsumos, como no podría ser de
otro modo. Pero sí nos oponemos al uso de los agrotóxicos.
El autor del citado artículo también opina que
los “pseudoecologistas” se oponen a la biotecnología. Otro error de concepto
etimológico. El artículo sugiere que la biootecnología “es la ingeniería dirigida sobre los fenómenos que la evolución natural
concreta desde que nació el mundo”. Obviamente, el autor se estaría refiriendo
a la ingeniería genética (tecnología de la manipulación y transferencia del ADN
de un organismo a otro) pero que la evolución, salvo quizás en algunos
escasísimos casos, no salta en la naturaleza de una especie a otra como lo puede
hacer la ingeniería genética. Por el contrario, el término “biotecnología” se
refiere a la tecnología aplicada a los procesos biológicos, que puede incluir o
no a la ingeniería genética. Cuando un agricultor cruza una variedad de maíz con
otra persiguiendo un fin determinado está haciendo biotecnología; cuando en el laboratorio
se introduce un gen de una especie en otra, se estaría haciendo bioingeniería.
El autor del citado artículo opina que mediante
procesos tales como la ingeniería genética será posible proveer de alimentos a
la humanidad “sin comprometer la sostenibilidad ambiental…” Esta es una
apreciación demasiado arriesgada. En primer lugar, si creamos a contracorriente
de la naturaleza especies resistentes a agroquímicos de mayor o menor toxicidad
que a su vez desarrollan resistencia en esas mismas especies, lo que demanda el
uso de agroquímicos aún más tóxicos, no vemos de qué manera se está promoviendo
la “sostenibilidad ambiental”. Tampoco vemos cómo se “generará desarrollo
regional”, cuando esos desarrollos de la bioingeniería obligan a usar más
agroinsumos costosos para campesinos de las regiones menos afortunadas y,
además, les obliga a pagar royalties por semillas que no pueden reproducir
debido a las onerosas patentes sobre propiedad intelectual.
Quien escribe estas líneas no quiere entrar en
la discusión respecto de las virtudes o defectos del empleo de agroinsumos o de
la transgenia en sí. Lo que sí pretendería es que quienes los defienden no
intenten presentarlos como inevitables salvadores de la humanidad.
(1)
“Conversar,
explicar y abrir las mentes”, por Gastón Fernández Palma, presidente de Mainar,
Asociación Maiz y Sorgo Argentino, diario La Nación, suplemento Maíz, pg.2,
domingo 9 de agosto, 2015)
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AGROTOXICS O AGROINPUTS
Often us ecologists use both words as synonims or equivalent, but they are
certainly not. Ecologists must be
careful in order to avoid criticism from those that call them “pseudo-environmentalists”.
In an article in the supplement Maiz in Buenos Aires’ newspaper La
Nacion, Aug. 9, 2015, (1), after an extensive introduction
praising a number of principles which us all – ecologists or not – agree, the author
mentions that the pseudo-environmentalists and dogmatized politicians present
agroinputs as “agrotoxics”.
What is an agroinput and how is it different from agrotoxics. Let’s consider the
etimology of those words. It would be a truism
if we say that an agro-input is an input used in agriculture. An “input” is any
good used to produce other product, in
our case, an agricultural product. On the other hand, an agrotoxic is an agricultural
input that is toxic. Therefore, not all agro-inputs are agro-toxics. And this
is why us ecologists – and specially Organics – must be careful when we refer to
agrotoxics.
It is true that many
agro-inputs are toxic to a larger or lesser extent. But not all of them are. Us
ecologists do not oppose the use of agro-inputs,but we do oppose the use of
agrotoxics.
The author of the
aforementioned article also says that “pseudoecologists” also oppose
biotechnology. Another etimologic
conceptual error. The article suggests
that biotechnology “is engineering
directed on the phenomena that natural evolution follows since the world was
born”. Obviously, the autor may be making reference to genertic engineering,
the technology that manipulates and transfers ADN from an organism to another. In nature this process seldom occurs jumping
above species as genetic engineering does.
On the contrary, the
term “biotechnology” refers to a technology applied to the biological processes,
and might include or not genetic
engineering. When a farmer crosses different varieties of corn seeking a special
result he is doing biotechnology. On the other hand, when a researcher in a
laboratory introduces a gene of one species into another, he is doing
bioengineering.
When the author of the
aforementioned article believes that the world could be fed through genetic
engineering “without compromising environmental sustainability…” he is making a
much too risky proposition. To start with, if we create species resistant to
chemical herbicides countercurrently to nature, superweeds are generated that
require much more toxic herbicides, and we do not see how this will be promoting
“environmental sustainability”. And cannot see how it will generate “regional
development”, when those bioengineering varieties force farmers in less
developed areas to use more costly agro-inputs, and on top of this they will
have to pay royalties for seeds that he cannot reproduce due to patents on intellectual
property.
We do not want to engage
in the discussion of whether the use of agro-inputs or bioengineering are good
or bad. What we do expect is that those that defend them stop trying to promote
them as unavoidable saviors of humanity.
(1) “Conversar, explicar y abrir las mentes”, by
Gastón Fernández Palma, president of Mainar, Asociación Maiz y Sorgo Argentino, La
Nación newspaper, supplement Maíz, pg.2, Sunday Aug. 9, 2015)
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