PANDEMIAS, HONGOS Y CLIMA
Si bien las epidemias fúngicas son raras en humanos y es más probable que la próxima pandemia tenga un virus como origen y vector transmisor, el temor de que el aumento de la temperatura ambiente y la destrucción del ecosistema pueda provocar modificaciones en ciertos hongos patógenos que amenacen a la salud, tiene su apoyo por parte de varios científicos.
Por ejemplo, la levadura Candida auris, resistente a las drogas, ha estado expandiéndose en hospitales e instituciones de internación y esto podría ser debido a que este organismo ha adquirido la habilidad de infectar humanos a causa de las mayores temperaturas. Lo grave es que no existen vacunas antifungicas, la diagnosis es complicada y costosa y no hay suficientes drogas para combatir el hongo.
En el mundo vegetal y animal los hongos son un problema que causa grandes pérdidas económicas. Felizmente, los humanos están mayormente exentos de epidemias causadas por hongos, en parte debido a que nuestra temperatura corporal es demasiado alta para su proliferación. Pero ya se han observado casos de hongos patógenos que desarrollaron resistencia a las altas temperaturas, lo que, si las condiciones lo permiten, pueden acelerar los cambios genéticos aumentando la capacidad de adquirir resistencia a las temperaturas y resistencia a las drogas.
Siempre hay en la naturaleza algún individuo en las especies que se adapta a las condiciones que son inadecuadas a esa especie, y comienza una cadena de reproducción de individuos resistentes a las nuevas condiciones. Las probabilidades de la mutación son generalmente muy bajas, pero, si las condiciones del ambiente la favorecen, existe la posibilidad de una expansión que puede hacerse incontrolable.
Lamentablemente, los esfuerzos dedicados a la investigación de patologías fúngicas son mucho menores a los dedicados a la investigación de patologías bacterianas, en parte, quizás, a las probabilidades mucho menores de expansión en humanos. Pero con solo el 5% de un estimado de 1,5 millones de especies fúngicas hasta ahora identificadas, los hongos constituyen, quizás, un peligroso punto ciego en salud humana.
El autor de la nota del The New York Times a la que nos referimos opina que, “nuestra salud depende de un delicado equilibrio ecológico. Mantener ese balance – liberándonos de nuestra adicción a los combustibles fósiles para ralentizar así el cambio climático, y detener la pérdida de naturaleza para prevenir derramamientos virósicos – es quizás nuestra mayor esperanza de evitar una escena de horror fúngico”.
Fuente: "The Last of Us’ Is Right. Our Warming Planet Is a Petri Dish”, por Neil Vora, Abril 2, 2023, The New York Times, The Next Pandemic Newsletter, Opinion. https://www.nytimes.com/2023/04/02/opinion/the-last-of-us-fungus-climate-change.html?action=click%26module=Well%26pgtype=Homepage%26section=Opinion
Por ejemplo, la levadura Candida auris, resistente a las drogas, ha estado expandiéndose en hospitales e instituciones de internación y esto podría ser debido a que este organismo ha adquirido la habilidad de infectar humanos a causa de las mayores temperaturas. Lo grave es que no existen vacunas antifungicas, la diagnosis es complicada y costosa y no hay suficientes drogas para combatir el hongo.
En el mundo vegetal y animal los hongos son un problema que causa grandes pérdidas económicas. Felizmente, los humanos están mayormente exentos de epidemias causadas por hongos, en parte debido a que nuestra temperatura corporal es demasiado alta para su proliferación. Pero ya se han observado casos de hongos patógenos que desarrollaron resistencia a las altas temperaturas, lo que, si las condiciones lo permiten, pueden acelerar los cambios genéticos aumentando la capacidad de adquirir resistencia a las temperaturas y resistencia a las drogas.
Siempre hay en la naturaleza algún individuo en las especies que se adapta a las condiciones que son inadecuadas a esa especie, y comienza una cadena de reproducción de individuos resistentes a las nuevas condiciones. Las probabilidades de la mutación son generalmente muy bajas, pero, si las condiciones del ambiente la favorecen, existe la posibilidad de una expansión que puede hacerse incontrolable.
Lamentablemente, los esfuerzos dedicados a la investigación de patologías fúngicas son mucho menores a los dedicados a la investigación de patologías bacterianas, en parte, quizás, a las probabilidades mucho menores de expansión en humanos. Pero con solo el 5% de un estimado de 1,5 millones de especies fúngicas hasta ahora identificadas, los hongos constituyen, quizás, un peligroso punto ciego en salud humana.
El autor de la nota del The New York Times a la que nos referimos opina que, “nuestra salud depende de un delicado equilibrio ecológico. Mantener ese balance – liberándonos de nuestra adicción a los combustibles fósiles para ralentizar así el cambio climático, y detener la pérdida de naturaleza para prevenir derramamientos virósicos – es quizás nuestra mayor esperanza de evitar una escena de horror fúngico”.
Fuente: "The Last of Us’ Is Right. Our Warming Planet Is a Petri Dish”, por Neil Vora, Abril 2, 2023, The New York Times, The Next Pandemic Newsletter, Opinion. https://www.nytimes.com/2023/04/02/opinion/the-last-of-us-fungus-climate-change.html?action=click%26module=Well%26pgtype=Homepage%26section=Opinion
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