“MODA INSOSTENIBLE”, MULTIPLICADOR ECONÓMICO VS. DESASTRE AMBIENTAL
La actividad económica: ¿motor del desarrollo, o motor del desequilibrio global?
Toda producción requiere mano de obra e insumos, lo que
aporta a la economía del país, e indirectamente, a la del globo un efecto
multiplicador. Obviamente, también la producción de la “moda descartable o
insostenible” produce un efecto
multiplicador, aportando migajas de pan en la mesa de los obreros esclavos o
casi esclavos de China, India, Indonesia y otros países, no solo del Oriente
sino también de países más cercanos. Y que si no existiera esa “moda
descartable” aquellos operarios no tendrían ni siquiera las migajas de pan que
esa industria les provee.
Pero aparte de la relativa virtud multiplicadora de la “moda
descartable”, la producción de la materia prima de esa moda, casi toda
sintética, y la elaboración de las prendas mismas que insume una importante
cantidad de agua y energía, produce una cantidad de emisiones de las mayores de
toda la industria del globo. Todo para qué? Para que las prendas después de uno
o dos usos sean desechadas – en general son de bajísima calidad – constituyendo
un gravísimo problema.
Sabemos que una de las principales fuentes de polución del
globo por los plásticos está constituida por los envases de alimentos y bebidas
de un solo uso. Pocas veces se menciona a la “moda insostenible” como fuente de
emisiones. También pocos saben que Chile se ha convertido en el mayor
importador de ropa de segunda mano de Sudamérica. En Paso de la Mula, en el desierto de Atacama, se encuentra
el segundo mayor
montón de ropa del mundo.
Las prendas entran
a Chile por el vecino puerto de Iquique, una zona franca, donde las grúas
descargan lo que viene transportado en buques contenedores. Allí se establece
un comercio legal y no del todo legal para el aprovechamiento de una mínima
parte de la ropa que llega. El resto se lleva al gran vaciadero en el desierto
donde queda amontonada en enormes bolsones de ropa inservible que el seco aire
de Atacama nunca termina de eliminar, salvo algún gran incendio, el que termina
arrojando al aire enormes cantidades de efluentes frecuentemente tóxicos.
Otros países además
de Chile - Haití y Uganda, por ejemplo - sufren la misma plaga ecológica de los
vaciaderos de la “moda descatable”. Algunas organizaciones ecologistas han
llevado a la justicia este problema, pero con escasos resultados. Pero también
hay que tener presente que muchos residentes del vecino pueblo de Alto Hospicio
vieron a estos desechos como una oportunidad. Incluso se ha montado alguna
industria de reciclado que absorbían una pequeña parte de esos desechos
textiles, pero con resultados muy limitados, con frecuencia dependientes de
subsidios estatales. El Gobierno de Chile ha implementado la Ley de
Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que entró en vigor en enero de
2023. Pero todavía queda un larguísimo camino por recorrer para lograr
una solución a este problema.
En rigor, la
solución más recomendable estaría en manos de los consumidores de los países
que favorecen la producción misma de esta moda descartable dejando de propiciarlas,
solucionando no solo el problema de los vaciaderos de textiles descartables del
desierto de Atacama y de otros lugares del mundo, sino que también se reducirían
drásticamente los problemas ecológicos y sociales, no ya de su desecho sino,
principalmente, de su misma producción.
Fuente:
“Las montañas de ropa se esfumaron del desierto
de Atacama, pero el problema no desapareció”, Muriel Alarcón, Julia Shipley, Ene. 4, 2024, El Pais,
América Futura, https://elpais.com/america-futura/2024-01
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