PLÁSTICOS EN NUESTROS ORGANISMOS
La profesión médica está empezando a preocuparse no ya porque se encuentren partículas plásticas en los océanos, sino en distintos órganos del propio ser humano tales como el torrente sanguíneo, testículos, glándulas mamarias, y hasta en la placenta de los bebes, siendo probable que estas anormalidades puedan llegar a tener consecuencias aún ignotas en el largo plazo.
Aparentemente las investigaciones empiezan a mostrar relaciones
de causa y efecto entre toxinas en microplásticos y una serie de enfermedades como ataques al
corazón y muerte prematura. Algunas toxinas en plásticos tales como sustancias endócrino
disruptivas ya han podido ser relacionadas con problemas cardíacos.
Las reglamentaciones, por otra parte, toman un largo tiempo
en hacerse efectivas. El Concejo Sanitario Plástico (Plastic Health Council),
una coalición global médica, redactó una carta abierta a los delegados a la
ronda final del Tratado Plástico Global de la UN que tendrá lugar en noviembre,
insistiendo en que el tratado de la UN “debe reducir la producción de plásticos,
comprometerse a financiar investigaciones sobre química sustentable para crear
reemplazos seguros, y requerir amplios ensayos de todos los productos químicos
en los plásticos”.
Muy preocupantes son, especialmente, los materiales
plásticos usados en la fabricación de envases y productos no retornables, cuyas
partículas se encuentran cada vez en mayores cantidades en el ambiente y los
océanos, pero que hoy se están encontrando también en el hombre. Los
consumidores aplaudimos la practicidad de las botellas de agua “mineral”, todo
tipo de envases de alimentos –algunos de los cuales contienen menos cantidad del
alimento que el envase que los contiene - y hasta los ubicuos pañales
descartables que nadie admitiría siquiera pensar en no disponer de ellos.
A todo esto, mientras va creciendo la conciencia pública de
la necesidad de encontrar una solución al problema de los plásticos, la
industria petrolera, principal proveedor de las materias primas para la
fabricación de plásticos, se resiste a considerar el problema de los plásticos
y microplásticos en el contexto de la contaminación ambiente y de la salud
humana. Y, por supuesto, a hablar de reducir su producción. Esto es
comprensible, pero ciertamente no admisible.
Si bien son necesarias las limitaciones nacionales e internacionales
al uso de plásticos en productos y envases no reciclables, es el consumidor el
que tiene la última palabra, no solo para bien del ambiente, sino por su propio
interés y el de sus descendientes.
Fuente: “Plastics in our bodies are fueling a
global health crisis”, por los redactores de EHN, Oct. 1, 2024, https://www.ehn.org/p
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