FAIR TRADE, CORPORACIONES Y CONSUMIDORES

COMERCIO JUSTO, CORPORACIONES Y CONSUMIDORES    (ENGLISH VERSION BELOW)
Según un reciente artículo en SciDev.Net (1) las ventas de productos “fair trade” comenzaron a disminuir, por lo menos en el Reino Unido. Quizás el sistema de comercio justo no esté produciendo los resultados prometidos ni a los trabajadores en su punto de origen o al ambiente. Puede que muchas empresas involucradas se resistan a una real transparencia escondiéndose detrás de un rotulado y sin que ni los trabajadores ni los otros factores éticos reciban los beneficios en el nivel esperado por los consumidores.


Image: info.fairtrade.net
Es bien conocido que uno de los principales objetivos del consumo ético es otorgar a los trabajadores algunos de los beneficios de los negocios que ambos, trabajadores y consumidores, ayudan a sostener.
La situación de la explotación laboral es demasiado conocida como para abundar en ella. Pero además de este aspecto, los negocios éticos no solo tienden a evitar abusos laborales sino que también deberían ser impulsados a seguir los principios del capitalismo consciente, particularmente en referencia a los aspectos sociales. Algunas corporaciones, además de resignar una pequeña parte de sus beneficios monetarios para mejorar los ingresos de los trabajadores, también contribuyen a desarrollar beneficios comunitarios.
Pero todavía otro importante objetivo del consumo ético está relacionado con el ambiente. Los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas reconocen este aspecto combinando los objetivos tanto de consumidores como de la industria para “asegurar una producción y un consumo sustentables”.
Respecto del ambiente, uno de los objetivos del consumo ético es que los consumidores ayuden a lograr en general una reducción de emisiones para sostener la totalidad de la cadena de valor. Esto significa que los consumidores inviertan más en consumos verdes. Aunque según un trabajo de investigación (2) “aún una completa conversión hacia un consumo verde solo reduciría un 13 % las emisiones para el 2020 y un 30% para el 2050”. Ciertamente, nada mal, aunque a pesar de todo será prácticamente imposible alcanzar la totalidad de ese objetivo teórico.  Esto significa que “sin una reducción del consumo total nunca se alcanzarían reducciones de emisiones de carbono para detener los efectos del cambio climático”.
Los consumidores deben conscientizarse de que además de no consumir más de lo necesario, en sus elecciones deberían favorecer a los productos éticos. Y para tender a esto se les debe dar a los consumidores razones sólidas y significativas. Están dispuestas las corporaciones a tomarse este trabajo, o les resultará más fácil y económico esconderse tras los rótulos?
Aún más, también está la cuestión de la tendencia psicológica de los consumidores de tratar de encontrar excusas para no elegir los productos éticos usualmente más caros que los convencionales (3). Algo similar a lo que ocurre con los productos orgánicos y otros productos éticos. Debemos admitir que los grupos de productores de especialidades han concentrado más su atención al cumplimiento de estándares técnicos de producción que a los principios éticos que se encontraron en la base de su creación.

El problema es que las investigaciones están empezando a mostrar que quizás nunca se alcance a obtener el nivel deseado en las prácticas comerciales por más que se promueva el consumo ético. El artículo cita a
Maha Rafi Atal diciendo que “el consumo ético emergió en el siglo veinte porque fueron los negocios los que lo ofrecieron para transferir su responsabilidad a los consumidores. Debemos ahora volver a transferir esa responsabilidad de regreso a los negocios”.
Recientemente las Corporaciones B (Benefit Corporations) representan un esfuerzo en este sentido. Pero los gobiernos deberían respaldar la tendencia con legislación específica adecuada (como lo están haciendo algunos estados de los EEUU) y, de ser posible, otorgar algunos beneficios impositivos para inducir al mundo corporativo a adoptar esta categoría comercial.

(2) Eva Alfredsson Green consumption energy use and carbon dioxide emission (Umeå University, 2002)

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FAIR TRADE, CORPORATIONS AND CONSUMERS
According to a recent article in SciDev.Net (1) sales of fair trade products began to fall, at least in the UK.  Perhaps the fair trade system may not be delivering the results as promised to workers at the source or to the environment. Many businesses involved may be resisting real transparency and hiding behind a label with workers or other ethical factors not realizing the rersults to the extent that consumers seem to expect.

It is well known that there is one outstanding goal in ethical consumption which is, for one thing, to deliver back to workers some of the benefits of businesses that both workers and consumers help to sustain. The labor exploitation situation does not need to further abound on the subject. But along with this, ethical businesses beisdes avoiding abuse on the labor force, should be encourqaged to pursue the principles of conscious capitalism, particularly on the social aspects of the business. Some corporations besides resigning a small part of its monetary benefits passing it down to improve workers’ slaries, they also contribute setting up community benefits.
But another objective of ethical consumption is the one related to the environment. The UN Sustainable Development Goals recognise this combining targets for both consumers and businesses to “ensure sustainable consumption and production patterns”.
On the environment side, one of the objectives of ethical consumption is for consumers to favor producers and businesses in general to reduce emissions and help sustaining the whole value chain. This means that consumers should turn to spend more towards green consumption, although according to some research (2), “even a full transition to green consumption will only reduce emissions by 13 per cent by 2020 and 30 per cent by 2050”. Of course, this would not be bad, indeed, but it will be almost impossible to reach the full target. This means that “without reductions in overall consumption, we won’t achieve sufficient carbon dioxide reductions to halt the effects of climate change.
Consumers must ingrain in their consciences that besides consuming not more than really needed, they should chose ethically produced goods. In order to tend to this they must be given sound and significant reasons to do so. Is business ready to do this, or is it easier and cheaper for them to hide besides a label?
Besides, there is also the question of the psichological tendency of trying to find excuses for not chosing the usually more expensive fair trade products over the cheaper standard ones (3). Something similar to what happens with organic products and other ethical products. One has to admit that these specialty producers’ groups have mostly centered their attention on rigid technical production standards, often forgetting the ethical principles that were at their foundation.

The trouble is that research is beginning to show that promoting ethical consumption may never deliver these desirable business practices. The article quotes
Maha Rafi Atal stating that
“Ethical consumption emerged in the twentieth century because businesses advocated for it, to transfer their own responsibility onto consumers. Let’s now transfer that responsibility back to firms.”
Lately, B Corporations (Benefit Corporations) represent an effort to do this. But governments should back them with adequate legislation and, if possible, grant some tax benefits that may induce business to adopt such coroporte category.

(2) Eva Alfredsson Green consumption energy use and carbon dioxide emission (Umeå University, 2002)

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