BATERÍAS, EL FUTURO DEL AUTO ELÉCTRICO.

 



El mundo automotriz está apuntando decididamente al reemplazo de los vehículos impulsados por motores de combustión interna por automóviles eléctricos. El objetivo es  reducir el consumo de combustibles fósiles y, consecuentemente, las emisiones que aceleran el cambio climático.

Pero se están oyendo serias críticas a la intención de reemplazar todos los vehículos a combustión interna por otros impulsados por electricidad. Una de las críticas es el mayor peso de estos últimos por unidad de energía consumida, involucrando un mayor empleo de materiales estratégicos. Otro es el alto costo de esas baterías respecto de los vehículos a combustión interna; su vida útil, la limitación de las distancias recorridas entre cargas, la infraestructura de distribución de electricidad de reposición, el alto costo de regeneración de las baterías gastadas, etc. etc.

El mundo tecnológico está seriamente dedicado a tratar de eliminar algunos de estos inconvenientes desarrollando baterías que disminuyan alguno o algunos de estos inconvenientes, ya que es difícil poderlos eliminar a todos con un nuevo tipo de batería.

En un artículo en la revista Nature citada por el newsletter Nature Briefing se describen seis nuevos enfoques para el desarrollo de baterías que pueden presentar, cada uno de ellos, posibilidades de ir resolviendo algunos de los problemas inherentes a las baterías de ion-Litio, hasta hoy, las más usuales. El artículo dice: “la mayor mejora en ion-Litio hasta ahora se logró con cambios en el material del cátodo, resultando en múltiples tipos de células comerciales. Una, popular en laptops, usa Litio y óxido de Cobalto, que conducen a baterías relativamente livianas pero costosas. Otras, populares en muchos autos, usan una mezcla de Nickel y Cobalto con Aluminio o Manganeso como estabilizante (NCA y NCM). Luego están las de Litio fosfato de Hierro (LFP) que evita el uso de los costosos Cobalto Y Nickel, pero que hasta ahora proveen una densidad energética relativamente pobre. Las de LFP tienen un precio atractivo y muchas empresas están trabajando para mejorarlas; Tesla, el fabricante de un automóvil eléctrico norteamericano decidió en el año 2021 cambiar a baterías LFP en sus autos de alcances medios”.

En cuanto a la composición del ánodo, una posibilidad, dice el artículo mencionado, es reemplazar grafito por silicona, que puede sostener mayor cantidad de átomos de Litio por unidad de peso. Pero esta batería se expande y contrae mucho durante los ciclos  de carga-descarga, lo que presenta problemas de resistencia estructural de la batería y reduce su vida útil. También se puede reemplazar la silicona por el propio Litio, con una serie de ventajas, pero no sin desventajas que las acompañan.

Otra idea es lograr baterías de estado sólido en las que se reemplaza el medio líquido, posiblemente inflamable, entre electrodos por medios cerámicos, pero con la desventaja de que el movimiento de los electrones en un medio sólido es más lento. Además se requiere un tipo de producción totalmente distinto e innovador. Y otro principio de mejora, el de mantener aire entre el cátodo y ánodo, si bien presenta buenas perspectivas, requieren todavía más trabajo de desarrollo.

La necesidad de lograr una batería con las mayores ventajas y las menores desventajas están impulsando una increíble actividad tecnológica en muchas partes del mundo, con la esperanza de encontrar el “pote de oro al final del arco iris”. Por el momento, sin embargo, ese pote de oro parece seguir estando solo al final del arco iris.

Fuente:The new car batteries that could power the electric vehicle revolution” by Nicola Jones, NATURE; News Briefing, Feb. 7, 2024.







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