BIODIVERSIDAD: PROTECCIÓN Y CONCEPTOS CONFLICTIVOS

Existen proyectos ecológicos que piden que para proteger la pérdida de biodiversidad del planeta se duplique el área bajo protección para el 2030, tanto en tierra como en agua. Sin embargo, este es un concepto simplista que intenta mostrar que hay intenciones de proteger a la biodiversidad con resultados discutibles. Estos proyectos están siendo considerados hoy en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad reunida en Montreal, Canadá.


En un muy completo artículo en el newsletter de Yale Environment 360 se cuestiona extensa y muy seriamente la propuesta, ya que mucha de la extensa área actualmente bajo protección no implica una mayor amenaza a la biodiversidad, mientras que algunas áreas muchísimo más pequeñas la afectan directamente y no están protegidas. Algunos ecologistas advierten que concentrarse en la superficie a proteger es un enfoque, no solo equivocado, sino también pernicioso, amenazando un gasto inútil de dinero desviando la atención de lo que realmente necesita ser protegido: la biodiversidad, no la superficie. Ese enfoque puede llevar, además, a improductivos conflictos con comunidades locales e indígenas.

Otro aspecto que modifica la importancia de la extensión de las superficies a proteger son los corredores de interconexión de la vida silvestre que modifican la concentración, en una superficie dada, de especies en peligro y que son influenciados por el cambio climático. Este aspecto suele ser ignorado por los gobiernos cuando buscan cumplir con las superficies protegidas. El borrador de la Conferencia menciona la importancia de la conectividad pero no parece en tren de establecer indicadores para evaluar progresos en este aspecto, los que ya han sido recomendados en encuentros científicos anteriores.

Algunas extensas zonas protegidas, en realidad, no muestran interés comercial, por lo que en ellas la biodiversidad no se encuentra amenazada. Algunas de estas zonas no amenazadas se encuentran en Alaska, Groenlandia, el Pacífico oriental y el interior de Australia, mientras que los corales que se encuentran seriamente amenazados están en superficies relativamente pequeñas en comparación con la superficie del interior australiano.

Otras regiones cuestionadas son las selvas tropicales del Brasil, de innegable importancia, pero los bosques semitropicales del Cerrado de ese país perdieron árboles mucho más rápidamente que el Amazonas. Muchas de esas hectáreas desprotegidas fueron arrasadas, reemplazadas por agricultura extensiva, con el consiguiente perjuicio ecológico.

Otra cuestión a discutirse en Montreal es en qué forma se implementa la protección. Cuando esta es implantada desde los gobiernos muy a menudo son solo palabras con muy poca vigilancia del cumplimiento de dicha protección. Los científicos apoyan, en cambio, una protección por parte de los propios pueblos locales que son, precisamente, los más interesados en que se implemente efectivamente una protección ya que ellos viven de los recursos de la biodiversidad. 

Y lo mismo ocurre con los océanos donde la pesca artesanal de las poblaciones costeras ofrece una explotación más racional que la de la gran industria pesquera, ya que de la riqueza sus playas les ofrece una efectiva supervivencia, mientras que economía de escala de los grandes buques pesqueros solo busca recoger lo más rápidamente posible la riqueza ictícola de la zona de pesca.



Fuente: “The 30 Percent Goal: Is Bigger Always Better for Biodiversity?”, By Fred Pearce, Dec. 7, 2022, YaleEnvironment360, https://e360.yale.edu/features/30-percent-conservation-biodiversity-protected-areas-size, citado por Above the Fold, Environmental Health News Foto: Cabo-Plumo_Getty-Small

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