LIMA Y EL CLIMA MUNDIAL
RACCONTO SOBRE LIMA COP-20 (ENGLISH VERSION BELOW)
Image: Lima Cop-20
El mundo, pendiente
de su supervivencia, estuvo siguiendo ansiosamente paso a paso los desarrollos
de la reunión sobre el cambio climático COP-20 en Lima, Perú.
Habiendo salido de
dramáticos antecedentes de desacuerdo entre las naciones polucionantes y
naciones en desarrollo, con fracasos o cuasi-fracasos en Copenhagen (2009) y
Durban (2011), las perspectivas de solución estaban lejos de preverse.
Efectivamente, la
industria de la energía había venido haciendo uso de métodos poco éticos para
intentar descarrilar los posibles acuerdos de reducción de emisiones de carbono
hasta límites razonables.
Los principales
desacuerdos provenían de la industria de la producción y venta de energía y de
los gobiernos de países desarrollados que se resistían a moderar su
crecimiento. Por su parte, los países
menos desarrollados tampoco querían comprometer su crecimiento y reclamaban que
el costo del control del cambio climático fuera pagado por quienes lo generaban
con sus emisiones. Insistían – e insisten - en que debía formarse un fondo con
dinero de los países desarrollados para compensar los gastos de adaptarse al
cambio climático generado por ellos.
Con grandes dudas y
temores se iniciaron en Lima las conversaciones en el marco de las mismas difíciles
circunstancias. Las arduas negociaciones continuaron hasta el último minuto pero
cuando ya se había superado el tiempo oficial para las negociaciones se hizo
público un tratado para “después de 2020” firmado por 195 países, alcanzando así
el objetivo propuesto para la Cumbre de Lima.
Los postulados del
acuerdo alcanzado incluyen que, por primera vez, todos los países anunciarán
objetivos climáticos basados en un umbral de aumento de 2ºC para el 2020 y
programas para alcanzarlos que se propondrán para antes del 31 de Marzo
venidero. Estos compromisos constituirán la base para el Tratado de Paris 2015
a firmarse en diciembre de ese mismo año.
Jake Smidt del
Concejo de Defensa de los Recursos Naturales
expresó: “Estas son las buenas noticias de las conversaciones de Lima:
los países de todo el mundo ahora comprenden claramente que deben comprometerse
a ambiciosos recortes en polución climática para disminuir el calentamiento
global. La mayoría de los países clave están estableciendo las bases de
compromisos más agresivos para cortar sus contaminaciones de carbono”.
Más importante aún es
que por primera vez tomó fuerza el objetivo de “emisión cero” para el año 2050;
más de 100 países adoptaron este objetivo.
Por otra parte, entre
las discrepancias no resueltas está la insistencia de los países en desarrollo
de que los países ricos no están haciendo lo suficiente para resolver el
problema que estos causaron sin reconocer el esfuerzo que están poniendo sobre
los hombros de los primeros, y continúan pidiendo la formación del Fondo
Climático Verde (Green Climate Fund) de 100 mil millones de dólares prometidos
para el 2020. Estos fondos se usarían para la adaptación y mitigación del cambio
climático en los países en desarrollo.
Además, hay quienes
no están suficientemente contentos con los resultados de la Cumbre de Lima
porque lo comprometido no expresa magnitudes y tiempos en los que los mismos
deberán alcanzarse. Muchas expresiones en el texto del acuerdo se parecerían
más a simples expresiones de deseo que a compromisos mensurables. También
faltan planes de mediciones estandarizadas para comparar resultados entre
países. En realidad se están haciendo compromisos para el 2020 sin demasiadas
pautas de lo que se hará entre 2015 y 2020. En pocas palabras, se establecieron
fuertes objetivos pero nadie está realmente obligado a cumplirlos o a explicar
cómo los cumplirán.
Sin embargo, no puede
menos que satisfacer que por lo menos los países reconocieron el problema y la
urgencia en resolverlo. En este contexto la conferencia aplaudió el acuerdo
alcanzado entre EEUU y China que demostró que los dos mayores responsables del
cambio climático están dispuestos a hacer esfuerzos – también estos más ambiguos
que concretos - para controlar la situación. Algunos observadores mencionan que
por primera vez en muchos años, los EEUU fueron alabados y aplaudidos por una
concurrencia que hasta ahora se ha mostrado siempre poco dispuesta a hacerlo.
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RACCONTO ABOUT LIMA COP-20
Worried about its own
survival, the World anxiously followed the development of the talks on climate
change COP-20 in Lima, Peru.
Counting with a
dramatic background of disagreement between countries that generate most of the
emissions and the developing nations, with failures, or near failures in
Copnehagen (2009) and Durban (2011) the expectations for achieving satisfactory
solutions were dim at best.
Indeed, the energy
industry had been using non ethical methods to derail potential agreements to
reduce carbon emissions down to reasonable limits. On the one side the main
disagreements were between the energy production and distribution industry and governments
of developed countries that resisted moderating their growth, and on the other
side the less developed countries that did not want to compromise their
development either and demanded that the cost of climate control be supported
by those that create the problem with their emissions. They insisted on a fund
from the developed countries to be used to compensate the cost of adaptation
and mitigation of a climate change generated by industry.
Under such difficult
circumstances the Lima talks began with fears and doubts. The strenuous
negotiations went on relentlessly, and it was when the official time for the
meeting had already expired that a treaty for “beyond 2020” signed by 195
countries was made public, thus meeting the objective of the Lima Summit.
The agreement’s postulates
included for the first time that all countries will announce climate targets based
on the threshold of 2 ºC by 2020, and the presentation of programs to achieve
those objectives are due by March 31, 2015. These commitments will constitute
the basis for the Paris 2015 Treaty to be signed December of that same year in
the French capital city.
Jake Smidt, of the
Natural Resources Defence Council, said: “Here’s the good news from the Lima
talks: countries around the world now fully understand that early next year
they must commit to ambitious reductions in climate pollution and bold measures
to slow global warming. Most key countries
are laying the groundwork at home for more aggresive commitments to cut
their carbon pollution”.
Even more important yet
was that for the first time a “zero emissions” goal by 2050 gained traction
with over 100 countries adopting the target.
But there are still
unresolved discrepancies after Lima COP-20. Among them, the insistence of the
developing countries that the rich countries are neither doing enough to solve
the problem that they themselves caused, nor recognize the load that they are
placing on the poor nations’ shoulders. And they continue asking for the 100
billion Green Climate Fund promised for 2020, to be used for the adaptation and
mitigation of the climate change in the developing countries.
Moreover, some people
are less than happy with the results of the Lima Summit because targets
promised do not include magnitudes and times to reach them. Some of the terms
in the text seem more a wishful thinking rather than hard commitments.
Standardized measurements to compare countries between themselves are lacking. Commitments
for 2020 are being made without knowing what will be done between 2015 and
2020. In a few words, strong objectives have been established but nobody is
obliged to fulfill them or to explain how they will be obtained.
Nevertheless, we
cannot avoid being happy that at least the countries have recognized the
problem and the urgency in solving it. In this context, the conference
applauded the agreement reached between the US and China that demonstrated that
the two countries most responsible for the climate change are willing to do
efforts – albeit more ambiguous than concrete – to control the situation. Some
observers mention that for the first time in many years, the US has been
comended and applauded by an ssembly that up to now has always proved scarcely
ready to do it.
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