SOBREPESCA EN EL ATLÁNTICO NORTE
Lo mismo que en otros mares del mundo, incluidos los de Sud América, la industria pesquera está diezmando la población ictícola.
En el Atlántico Noreste la población ictícola es primordialmente pelágica, pasando sus vidas cerca de la superficie, migra de Portugal a Noruega y es allí donde los esperan los barcos pesqueros con sus redes.
El caso del Noreste Atlántico donde existen acuerdos de cuotas de distintas especies es claro. Las cuotas son discutidas en reuniones anuales estrictamente cerradas de la Comisión Pesquera del Atlántico Noreste en Londres, en las que tienen poca intervención la ciencia, las organizaciones no gubernamentales y aún algunos organismos regulatorios. Los participantes se asignan cuotas que son normalmente demasiado grandes, terminando con una pesca colectiva excesiva.
Una investigación combinada por periodistas de Alemania e Inglaterra demostró que en estos años esa pesca fue entre el 66% y el 86% mayor que lo que los científicos y los mismos países consideran segura. El mismo Marine Stewardship Council, organismo certificador de pesca sustentable, cuenta con casos en los que ha debido retirar su sello de garantía; y hasta algunas compañías comercializadoras han debido amenazar a la industria con proveerse de pescado de otros mares.
En el Atlántico Noreste la población ictícola es primordialmente pelágica, pasando sus vidas cerca de la superficie, migra de Portugal a Noruega y es allí donde los esperan los barcos pesqueros con sus redes.
El caso del Noreste Atlántico donde existen acuerdos de cuotas de distintas especies es claro. Las cuotas son discutidas en reuniones anuales estrictamente cerradas de la Comisión Pesquera del Atlántico Noreste en Londres, en las que tienen poca intervención la ciencia, las organizaciones no gubernamentales y aún algunos organismos regulatorios. Los participantes se asignan cuotas que son normalmente demasiado grandes, terminando con una pesca colectiva excesiva.
Una investigación combinada por periodistas de Alemania e Inglaterra demostró que en estos años esa pesca fue entre el 66% y el 86% mayor que lo que los científicos y los mismos países consideran segura. El mismo Marine Stewardship Council, organismo certificador de pesca sustentable, cuenta con casos en los que ha debido retirar su sello de garantía; y hasta algunas compañías comercializadoras han debido amenazar a la industria con proveerse de pescado de otros mares.
Y por si esto fuera poco, los países no tienen poder para obligar el cumplimiento de las ya débiles cláusulas de esos convenios.Algunos participantes de las reuniones de asignación de cuotas han cuestionado el sistema y piden urgentes reformas en el mismo. Por el momento y por suerte, no se advierten signos irreversibles de perjuicio para las especies involucradas, pero esto no implica que la buena suerte continuará para siempre.
Fuente: “Atlantic overfishing was already a problem. Then Brexit happened”, Regin Winther Poulsen, Agostino Petroni, Oct. 26, 2022. The Guardian (https://www.theguardian.com/environment)
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