ARGENTINA, POLÍTICA AMBIENTAL
Obviamente, y por una parte, no podemos negar que la
Argentina se encuentra en una situación económica nacional e internacional muy
seria y que debe priorizar muy estrictamente los planes para afrontarla. Que es
lo que, por otra parte, hacen todos los países que decidieron apoyar los
enfoques ambientales acordados y comprometidos en Paris y en las sucesivas COP.
Prueba de ello es el tiempo que demandó discutir y aprobar los acuerdos de adaptación,
mitigación y financiamiento en esas reuniones internacionales, y con cuanta
reticencia se comprometieron - y se están cumpliendo - esos compromisos. El
mundo ha abrazado alegremente la irresponsabilidad de la fiesta del consumo a
costa del clima, pero es muy reticente al momento de pagar la fiesta.
Es cierto que, desde un punto de vista ideológico, el
presente gobierno argentino mira con poca simpatía el tener que limitar el crecimiento
de la economía para cumplir con los compromisos ambientales. Y que, como dice el artículo, la actual subsecretaria de Ambiente Ana Vidal
de Lamas expresó, refiriéndose a la política climática del gobierno: “No vamos
a ser super proactivos, pero cumpliremos con lo que hay que cumplir”. A
todos nos cuesta “vender las joyas de la abuela” para satisfacer deudas y así
poder cumplir con los compromisos. El gobierno dice que lo hará, pero ciertamente
no va a ser una fiesta.
Y cuáles serían esas “joyas de la abuela”?
Por ejemplo, el litio y las reservas de petróleo y gas. Es cierto que a los
ecologistas hablar de petróleo y gas nos produce escozor. Pero si esas son las “joyas”
no las podemos mantener en el cajón de los recuerdos mientras al país le cuesta
millones de dólares acceder a la energía necesaria para el desarrollo
industrial imprescindible; y para, además y precisamente, cumplir con dos de
los objetivos básicos expresados en materia climática: el desarrollo de las
energías alternativas y el del hidrógeno verde.
Al sector ambientalista preocupa los
beneficios ofrecidos a las grandes inversiones para promover la economía y
crear fuentes de trabajo, aunque su mayor preocupación parece ser la
desregulación de los mercados que, obviamente, es uno de los principales dogmas
de una política liberal. Los beneficios de esos enfoques – y que ciertamente no
los introdujo el presente gobierno - se venían ya verificando antes de ahora. Por
ejemplo en Salta, donde la empresa china Ganfeng con sus explotaciones del
litio ha promovido un notable aumento de la calidad de vida de una zona que se
hallaba sumida en la desocupación y la falta de un entorno económico favorable para
el desarrollo de la población local. (Litio:
EEUU, China y Argentina. https://internationalecology.blogspot.com/2024/06/litio-eeuu-china-y-argentina.html
)
Obviamente, las mayores dudas sobre la
futura política climática de Argentina provienen de sectores políticos históricos
desplazados por una mayoría liberal en la última elección después de décadas de
políticas restrictivas de la economía y de la iniciativa individual.
Pero también es obvio que los ecologistas
y ambientalistas deberán exigir que los compromisos internacionales asumidos
por el país se cumplan realmente, y no sean una simple declamación sin
contenido.
, El DiarioAR, Medio Ambiente, https://www.eldiarioar.com/politica/
.Originalmente publicado por EHN en Español https://mail.google.com/mail/,
escrito sobre un artículo originalmente publicado por https://dialogue.earth/es/
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