AUTOMÓVILES ELÉCTRICOS Y EMISIONES DE CARBONO
El optar por vehículos eléctricos
no va a mejorar de por sí la situación de la emisión de carbono al ambiente. No
es necesario pensar mucho para ver que el mayor uso de electricidad que va a
resultar de la adopción generalizada de automóviles eléctricos va a provocar mayores
o menores emisiones dependiendo de la fuente de generación de esa electricidad.
Una cosa es una turbina hidroeléctrica y otra muy distinta la generación de
electricidad por combustión de combustibles fósiles, en especial de carbón. El
efecto climático va a ser diferente no solo si se sustituyen los vehículos a
combustible fósil por automóviles eléctricos, sino también, por ejemplo, si se
sustituye la calefacción de gas natural por bombas de calor eléctricas.
En el artículo que comentamos se
menciona un estudio llevado a cabo por investigadores que es publicado por las Actas de la Academia Nacional
de Ciencias (de los EEUU) que analizaron “cinco
escenarios diferentes de adopción de vehículos eléctricos, que van desde un
caso pesimista que asume que no hay ninguna política relacionada con los
vehículos eléctricos y da como resultado que el 16% de los vehículos en la
carretera sean eléctricos en 2050; hasta un escenario basado en la Ley de Reducción
de la Inflación (IRA), la legislación climática
emblemática de la Administración Biden, con el 36% de los automóviles en la
carretera eléctricos en 2050; hasta un escenario en línea con alcanzar
emisiones netas de gases de efecto invernadero cero para 2050, lo que arroja un
stock de vehículos eléctricos del 86%”.
En el estudio mencionado se asume
el efecto probable del aumento de uso de los automóviles eléctricos sobre un
aumento en el uso de fuentes de energía renovables. Y estima que: “En
2026, las emisiones derivadas de la carga de vehículos eléctricos adicionales
son básicamente equivalentes a las emisiones derivadas del abastecimiento de
combustible para vehículos de gasolina adicionales. Sin embargo, para
2032, «el aumento de las emisiones de la red por cada vehículo eléctrico adicional
es un orden de magnitud inferior a las emisiones de la combustión de los
vehículos de gasolina desplazados», escriben los investigadores”.
El estudio mencionado también hace referencia a la relación
entre las distintas regiones (de los EEUU) y el tipo de generación de energía,
ya que en el sur de ese país por su posición geográfica se irá favoreciendo a la
energía solar, en el centro se favorecería la eólica y en el Atlántico medio se
optaría preferentemente por la generación a gas natural. De allí también las
diferencias regionales en el beneficio del índice de adopción de automóviles
eléctricos.
En el estudio también se analiza el efecto de ignorar la
realidad climática por parte de las recientes políticas anti clima de la presidencia
Trump sobre el efecto probable en el índice de adopción de los automóviles
eléctricos y concluyen que “a medida que
los vehículos eléctricos se reducen de precio y aumentan su autonomía, podrían
representar la mitad de las compras de autos nuevos para 2030, incluso sin
subsidios gubernamentales”.
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