AGRICULTORES ARGENTINOS Y EL MONOCULTIVO
AGRICULTORES
ARGENTINOS Y EL MONOCULTIVO - Editorial
Llama afortunadamente la atención de que los
agricultores agrupados en CARBAP (Confederación de Asociaciones Rurales de
Buenos Aires y La Pampa), en un comunicado de prensa citado por el servicio de
noticias agropecuarias AGRICLIPPING del 4
de Marzo actual (CARBAP: El discurso de la Presidente contrasta
con la realidad), digan finalmente que “El
camino al monocultivo, -promotor de
una segura caja para el Gobierno- nos
lleva irreductiblemente a un callejón sin salida y nos desplaza del
grupo de países virtuosos en la sustentabilidad
productiva”.
En Argentina se ha estado sufriendo un
avasallamiento por parte de los cultivos de soja sobre otros cultivos en
tierras fértiles, frecuentemente con insensata escasez de rotaciones, y a una ”colonización”
de tierras marginales con desplazamiento – a veces muy violentos – de residentes
locales.
Los ambientalistas han estado llamando la
atención durante mucho – muchísimo -
tiempo sobre el ataque a la biodiversidad y la sustentabilidad de la así
llamada “agricultura industrial”, que no es otra cosa que la adopción del
monocultivo irrestricto y el uso de tecnologías que van a contracorriente con
la Naturaleza.
Es cierto que el mundo necesita alimentos,
y nosotros podemos proveerlos, y nos jactamos de poder hacerlo a bajo costo. Lo
que pocas veces tomamos en cuenta cuando pensamos en esos bajos costos son los
factores económicos que van más allá de los cálculos simplistas. Por ejemplo, el
costo de la “exportación” de nutrientes del suelo, cosa que la mayoría ignora a
cambio de un rápido retorno hoy; mañana, que nuestros hijos se las arreglen
para seguir produciendo “barato”, si pueden. (Ver allorganics21.blogspot.com de enero de
2013: SUELOS
VS. DÓLARES)
Argentina es un país eminentemente agrícola
y exportador de una gran parte de su producción a costos muy económicos para el
importador. Pero esa exportación barata de nutrientes (y de estructura del
suelo productivo) contrasta con la importación cara – muy cara – de algunos de
los elementos tecnológicos necesarios para seguir produciendo “barato”. Nuestra balanza comercial internacional, aunque esté equilibrada en dólares, no lo está en valores intrínsecos, que, si bien son abstractos, no son menos reales.
Es encomiable que nuestros agricultores piensen
estas cosas; quizás lleguemos algún día a merecer gobiernos que también lo
piensen y actúen en consecuencia.
Ing. Jorge Casale, Editor
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