ARROZ OGM Y CAMBIO CLIMÁTICO

ARROZ GENÉTICAMENTE MODIFICADO QUE PODRÍA RESISTIR FUERTES CAMBIOS CLIMÁTICOS
(de un artículo por OSCAR LOPEZ , Feb. 10, 2016, revista Newsweek, número de Feb.19, 2016)  (ENGLISH VERSION BELOWGENETICALLY MODIFIED RICE COULD WITHSTAND THE RAVAGES OF CLIMATE CHANGE


Un equipo de científicos de 12 universidades de ocho países está trabajando para desarrollar una nueva variedad de arroz hipereficiente y resistente a la sequía, conocida como C4. El aumento de las temperaturas globales producirá climas erráticos incluyendo sequías más intensas y frecuentes, lo que aumentará la escasez de agua.  
Las plantas de arroz se desarrollan por medio de un proceso químico conocido como fotosíntesis C3: toman el anhidrido carbónico (CO2) del aire, y lo descomponen para usar las moléculas de carbono para formar ácido 3-fosfoglicérico (3-PGA) necesario en la formación de las células vegetales.
Este proceso mantiene vivas a las plantas C3, pero es relativamente ineficiente por la forma en que funciona una enzima clave, la ribulosa-1,5-bisfosfato carboxilasa/oxigenasa (RuBisCO). La enzima ayuda a facilitar la reacción del CO2, pero ella también puede reaccionar con el oxígeno del aire, un proceso que desgasta energía y reduce la eficiencia de la planta para producir alimento. Y cuando hace calor esto se convierte en un problema todvía mayor: a temperaturas más altas la RuBisCO muestra más tendencia a confundir el O2 con el CO2.
Por otra parte, las plantas naturales C4 como el maiz son más eficientes gracias a la estructura celular de sus hojas. En las plantas C4 la RuBisCO transforma el CO2 en energía en células especializadas de la superficie de la hoja, llamadas vainas de los manojos de células (sheath bundle cells) o sarcolema.  Esto evita que la RuBisCO reaccione con el oxígeno del aire y la impulsa a reaccionar solo con el CO2, permitiendo que el proceso fotosintético opere a máxima eficiencia. La stomata (minúsculas aperturas en la capa exterior de las hojas) pueden permanecer más cerradas en las plantas C4 por lo que no se perderá tanta agua por transpiración – hecho muy bienvenido en el esperado ambiente más seco del futuro. Si estos científicos pueden replicar el proceso C4 en plantas de arroz, el resultado sería un arroz supercargado con la capacidad de resistir los efectos del cambio climático.
Lo que los investigadores están haciendo es identificar los genes en plantas C4 responsables de la creación de las estructuras celulares de las plantas y activar un proceso fotosintético más eficiente. Una vez identificados estos genes pueden ser insertados en el genoma del arroz.
Sin embargo, existe otro grave problema: hasta un 17 % de las emisiones globales de metano provienen del cultivo de arroz en los charcos de cultivo, lo que crea las condiciones ideales para que se desarolle una clase particular de bacterias conocidas como metanógenas, las que metabolizan el CO2 en metano. El resultado es que la producción de arroz introduce de 25 a 100 millones de toneladas anuales de metano en el aire, gas invernadero 25 veces más potente que el CO2.
Si las plantas pudieran modificarse para que canalicen el carbono de las partes subterráneas de planta hasta la superficie en los tallos y hojas, las bacterias cerca de las raíces carecerían de alimento evitando así que produzcan mucho metano. Y al mismo tiempo el carbono en los granos también produciría granos más grandes y ricos en almidón, aumentando el rendimiento del cultivo.
Pero hay otro importante desafío que enfrentan estos estudios y es el creciente escepticismo global respecto de los alimentos genéticamente modificados. “Si hay algo viable que pudiera ser comercializado, la preocupación estaría en las consecuencias no intencionadas”, dice Megan Westgate, director ejecutivo del Non-GMO Project, una ONG de los EEUU. “Es comprensible que los consumidores estén preocupados por saber qué impacto ejercerá este cultivo transgénico en el ambiente y en la salud humana”.
Los científicos que están tratando de desarrollar este tipo de arroz aducen que la misma Naturaleza creó plantas que desarrollaron mecanismos C4 hace 20-30 millones de años.
Pero hay otras preocupaciones mayores que las de los potencialmente dañinos problemas ambientales y de salud en este desarrollo científico.  Para Westgate y otros participantes de los movimientos anti-OGM lo preocupante es lo que ocurre cuando jugadores corporativos entran en juego. “El mayor problema cuando se involucran las corporaciones ocurre específicamente en relación al patentamiento y lo que esto produzca a la soberanía alimentaria”, dice Westgate. “Cuando las corporaciones tienen el control de la secuencia genética de nuestros principales alimentos el tema se vuelve muy problemático”.
El equipo científico reconoce este problema, pero confía en que podrán negociar para que los países en desarrollo sean liberados de las leyes de la propiedad intelectual que gobiernan esta clase de patentamiento genético.
Esperemos, contra toda esperanza, que esto ocurra.
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GENETICALLY MODIFIED RICE COULD WITHSTAND THE RAVAGES OF CLIMATE CHANGE
BY OSCAR LOPEZ , Feb. 10, 2016, Newsweek, Feb.19, 2016 issue)
A team of scientists from 12 universities in eight countries is working to develop a new strain of hyperefficient, drought-resistant rice known as C4. Increased global temperatures will bring more erratic weather patterns, including more frequent and more intense droughts, and this will increase water scarcity.  
Rice plants grow through a chemical process known as C3 photosynthesis: they take carbon dioxide (CO2) out of the air, break it down and use the carbon molecules in forming 3-phosphoglyceric acid (3-PGA) to form cells and plants.
This process keeps C3 plants alive, but it’s relatively inefficient because of the way a key enzyme, ribulose-1,5-bisphosphate carboxylase/oxygenase, works. The enzyme helps facilitate the CO2 reaction, but it can also react with oxygen in the air, a process that  wastes energy and reduces the plant’s food-making efficiency. And when it’s hot, this becomes even more of a problem: at higher temperatures, RuBisCO is more likely to confuse O2 for CO2.
On the other hand, natural C4 plants, like corn, are more efficient thanks to the cell structure of their leaves. In C4 plants, RuBisCO transforms CO2 into energy away from the leaf surface in specialized cells, called bundle sheath cells. This prevents RuBisCO from reacting with oxygen in the air and forces it to react only with CO2, allowing the photosynthetic process to operate at maximum efficiency. Stomata (tiny apertures in the leaf’s outer layer) can remain more closed in C4 plants during this process, meaning they don’t lose as much water through transpiration—extra helpful in the expected drier environment of the future. If these scientists can replicate the C4 process in a rice plant, the result could be a hypercharged rice with the ability to resist the effects of climate change.
Researchers are working on identifying the genes in C4 plants responsible for creating the plants’ cell structure and activating the more efficient photosynthetic process. Once these genes are identified, they can be inserted into the rice genome.
But up to 17 percent of global methane emissions come from rice cultivation from soil in rice paddies providing ideal conditions for the growth of a particular kind of bacteria known as methanogens that methabolize CO2 into methane.The result is that rice farming leads to 25 million to 100 million tons of methane emitted into the air every year.
If plants could be modified to channel carbon in the plant from belowground, in the roots, to aboveground, in the stems and leaves, bacteria near the roots would starve preventing them from producing so much methane. And at the same time the concentration of carbon in the grains also produces larger, starchier rice grain, increasing yields.
But on the other hand, a major challenge facing these studies is increasing worldwide skepticism of genetically modified organism foods. “If there is something viable that could be commercialized, the concern would be around the unintended consequences,” says Megan Westgate, executive director of the Non-GMO Project, a U.S.-based nonprofit. “It’s justified that consumers are concerned to know what the impact will be on the environment and on human health.”
Scientists trying to develop this type of rice counter  that  Nature itself has developed plants that evolved C4 mechanisms on their own 20-30 million years ago.
But there is a major concern beyond the potential environmental and health problems with this scientific development. A major concern for Westgate and others from the anti-GMO movement is what happens when corporate players become involved. “The biggest problem with corporate involvement is specifically around the patenting and what that does to food sovereignty,” says Westgate. “When corporations have control of the genetic sequencing of our major foods, it becomes very problematic.”
The scientific team recognizes this problem, but they are adamant that the team would negotiate so that developing countries would be free from the intellectual property laws that govern this kind of genetic patenting.
Hopefully.
Original article: http://www.newsweek.com/2016/02/19/genetically-modified-rice-climate-change-world-hunger-424773.html?rx=us

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