ECONOMÍA: ¿PUEDE SALIR DE LA CRISIS DEL CARBONO?

El crecimiento económico se ha convertido en sinónimo de progreso. Cuando el crecimiento es alto, un pueblo se siente próspero; pero cuando el crecimiento se revierte en tiempos de recesión, los políticos se estremecen.

Pero el crecimiento económico trae consigo un precio de carbono equivalente. El reto para la vida moderna es obtener un crecimiento sostenido con un presupuesto de carbono más reducido.

En los EE.UU., la Ley de Reducción de la Inflación (Inflation Reduction Act of 2022) volcará billones de dólares para dar impulso a las energías renovables, prometiendo un futuro donde las nuevas tecnologías generan crecimiento económico sin las consecuencias climáticas.

Un hombre vuela una cometa durante un fuerte smog en Shanghái, China. Foto: VCG/VCG

Pero la prosperidad crece con la energía y el mundo necesita más de ambos. Cuanto más produce una sociedad, más energía demanda su economía. Y a lo largo de la historia humana, su uso ha elevado el crecimiento económico de la población. Desde fines del siglo XIX, la energía que proviene de los combustibles fósiles ha sacado a millones de humanos de la pobreza.

Aun cuando algunas naciones se están volcando a la transición hacia la energía renovable, el planeta sigue dependiendo del carbón, el petróleo y el gas. La evidencia sugiere que los combustibles fósiles, como parte de la producción mundial de energía, seguirá impulsando el crecimiento económico en los próximos años.

Algunos teóricos explican que la Curva de Kuznet indica que, al principio, las emisiones crecen con el crecimiento económico, pero que, alcanzado cierto punto, se aplana o aún disminuye. Como teoría, la curva de Kuznet es muy atractiva, pero algunos economistas aducen que esa curva no es conclusiva y que en ciertos países no se cumple.

Si bien tanto en algunos países altamente desarrollados como en algunos emergentes ya han quebrado la relación directa entre el crecimiento económico y las emisiones, un proceso llamado desacoplamiento (desvincular el progreso del aumento del carbono), su PBI aumentó aun cuando las emisiones de carbono se estabilizaron y aún se redujeron. En algunos de esos países, al aumentar la eficiencia de uso de la energía, el PIB creció hasta más del 50 %, incluso cuando su uso de energía per cápita se redujo. Sin embargo, aún no se ha demostrado si otros países en rápido crecimiento y desarrollo, puedan emular estos logros.


Crecimiento vs. Degrowth (Decrecimiento)


Para algunos especialistas ambientales, el movimiento llamado “Degrowth” (“decrecimiento”) parece ser la solución, ya que, si el crecimiento es un problema, el decrecimiento es la solución. Esos especialistas se apuran en señalar que no proponen decrecimiento destructivo, sino de reducir en la producción de objetos improductivos e ineficientes como grandes automóviles, centros de entretenimiento, armas, consumo excesivo de carne, obsolescencia planificada, etc.; inclinando la balanza hacia otros sectores socialmente necesarios como educación, salud, y colectividad.

Esto resalta la existencia de la perenne diatriba entre los líderes de derecha, que creen que una economía debe crecer a cualquier precio, y los nuevos líderes ecologistas de izquierda, que profesan que hay que detener el crecimiento económico e industrial para reducir las emisiones (también a cualquier precio).
 Crecimiento vs. Decrecimiento radical. Foto: Green European Journal.

El desafío actual del mundo moderno es aproximar a los economistas y gobernantes de un lado y del otro de la grieta, y lograr reducir la pobreza sin aumentar la huella de carbono. ¿Es esta conciliación realista y posible? Como se dijo más arriba, a lo largo del tiempo se ha demostrado que la prosperidad crece a base de energía; y el planeta demanda más de ambas cosas: prosperidad y energía, pero, además, necesita reducir la huella de carbono. El mundo necesita más energía, sí, pero no más carbón. La promovida ley “Inflation Reduction Act” de la presidencia Biden, buscará desarrollar muy activamente las energías renovables, apuntando a reducir un 40% las emisiones de ese país para el 2030.

Aunque el sistema impositivo norteamericano no es potencialmente aplicable a nivel mundial, los gobiernos mediante sus políticas impositivas pueden promover el desacople entre crecimiento económico y daño ambiental.

Aun cuando la vieja discusión entre crecimiento o decrecimiento sigue más viva que nunca, la realidad residirá siempre en el camino medio entre los extremos, como la forma de trascender y reconciliar la dualidad que caracteriza a la mayoría del pensamiento humano.

Fuente: Mark Harris, 8 de septiembre de 2022, “Can An Economy Grow Its Way Out of The Carbon Crisis?” (Anthropocene Magazine).

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