AGRICULTURA INDUSTRIALIZADA Y SUBSIDIOS

AGRICULTURA INDUSTRIALIZADA EN LOS EEUU: LOS CONTRIBUYENTES PAGAN. LOS POLÍTICOS RECIBEN. LA AGRICULTURA INDUSTRIAL SE BENEFICIA. (Organic Consumers Association [ronniecummins@organicconsumers.org]; Oct.31, 2013)

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Los gigantes de la agricultura industrializada quisieran hacernos creer que ese sistema  inherentemente no sustentable y moralmente cuestionable es la única manera de alimentar a un mundo de población creciente. Pero los hechos prueban lo contrario. La agricultura industrializada persigue solo la maximización de resultados para un puñado de las mayores corporaciones del mundo.

La agricultura industrializada gastó US$ 175 millones en los útimos 5 años en cabildeos con el Congreso y otros U$480.5 millones  en contribuciones directas a campañas con el mismo fin en las pasadas dos décadas. Desde 1995 los contribuyentes de los EEUU proveyeron U$ 292.500 millones en subsidios agrícolas directos, otros U$ 96.000 millones en subsidios de seguro agrícola, y más de U$ 100.000 millones en subsidios para promover el crecimiento de la soja y el maíz transgénicos. 

Qué resultado tiene para el pueblo de los EEUU  este modelo agrícola cruel, insostenible, insanitario y destructivo del ambiente? Los números lo dicen todo.


Comentario del Editor de este blog:
En un artículo debidamente referenciado en Wikipedia (citado abajo) el siguiente texto resume la evolución de la  agricultura Norteamericana en los últimos cien años. Comienza describiendo la situación a principios del siglo XX cuando la política agrícola de los EEUU promovió el crecimiento irrestricto. Pero comenzando con la administración del Secretario de Agricultura Henry A. Wallace, los EEUU se inclinaron para frenar la sobreproducción (que provocaba saturación de los mercados). Sin embargo, a principios de 1970, en un nuevo cambio bajo el Secretario de Agricultura Earl Butz, a los productores agrícolas se les dijo “crezcan o váyanse” y que plantaran “de alambrado a alambrado”.  En el curso del siglo XX las granjas se fueron consolidando en operaciones más y más grandes y de capital más intensivo, y los subsidios bajo Butz promovieron estas granjas a expensas de las granjas familiares y de las de tamaño medio. El porcentaje de Norteamericanos que viven en las granjas disminuyó de casi el 25% durante la Gran Depresión a alrededor del actual 2%, y solo un 0,1% de la población Norteamericana hoy trabaja una granja a tiempo completo.  Debido a que las inversiones en los lobbies de los agronegocios crecen hasta unos US$ 60 millones anuales, los intereses de las agrocompañías siguen estando altamente representadas en el Congreso. En los años recientes, los subsidios agrícolas mantuvieron sus altos niveles aún en tiempos de máximas ganancias agrícolas”.   (http://en.wikipedia.org/wiki/Agricultural_policy_of_the_United_States)

En otro artículo en Wikipedia se presenta un aspecto controvertido de los subsidios agrícolas: “Aún cuando algunos proponentes de la World Trade Organization (Organización Mundial de Comercio – OMC) puntualizan que los subsidios agrícolas al hacer bajar los precios de las commodities proveen alimentos baratos para los consumidores en los países en desarrollo, la realidad es que los precios más bajos son dañinos para los agricultores que no reciben subsidios. Dado que son usualmente los países ricos los que pueden sostener los  subsidios domésticos, los críticos puntualizan que esos subsidios promueven la pobreza en los países en desarrollo al deprimir artificialmente los precios de sus producciones agrícolas. Los países en desarrollo generalmente tienen ventajas comparativas en la producción agrícola, pero los bajos precios de los cultivos tienden a hacer que los países en desarrollo se vuelvan dependientes de la compra de alimentos de los países ricos.  Así, los productores locales en lugar de mejorar la autosuficiencia en su país son forzados fuera del mercado y aún hasta de su propia tierra”. (http://en.wikipedia.org/wiki/Agricultural_subsidy)


Mark Malloch Brown, ex jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estimó que los subsidios cuestan a los países pobres unos U$ 50.000 millones en pérdidas potenciales de exportaciones: “Es la extraordinaria distorsión del comercio mundial en el que Occidente gasta US$ 360.000 millones al año protegiendo su agricultura con una red de subsidios y tarifas, les cuesta a los países en desarrollo unos US$ 50.000 millones  en pérdidas potenciales de exportaciones agrícolas. Esa cifra es equivalente al nivel actual de la asistencia al desarrollo”. (http://content.undp.org/go/newsroom/2002/november/mmb-uganda.en;jsessionid=axbWzt8vXD9); (http://www.nytimes.com/2002/07/05/opinion/05KRIS.html?ex=1027081396&ei=1&en=6415bc0232476bf2 )

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US FACTORY FARMS: TAXPAYERS PAY. POLITICIANS TAKE. AGRIBUSINESS PROFITS. (Organic Consumers Association [ronniecummins@organicconsumers.org]; Oct.31, 2013) 

The agribusiness giants would have us believe that our inherently unsustainable and morally reprehensible factory farming system is the only way to feed the world’s burgeoning population. But the facts prove otherwise. Factory farming is all about maximizing profits for a handful of the world’s largest corporations.

Agribusiness spent $751 million over the past 5 years on lobbying congress and another $480.5 million  in direct campaign contributions over the past two decades. Since 1995, taxpayers have provided $292.5 billion in direct agricultural subsidies, another $96 billion in crop insurance subsidies, and over $100 billion in subsidies to promote the growth of genetically engineered corn and soy. 

How did we end up with this cruel, unsustainable, unhealthy, environmentally destructive factory farm model? The numbers say it all.


Comment from the blog’s Editor:
In an article in Wikipedia (cited below) the following text summarizes the evolution of the American agriculture in the last hundred years. It begins describing the situation at the beginning of the 20th century when the American government’s agricultural policy pushed for unrestricted growth. But “beginning with the administration of Secretary of Agriculture Henry A. Wallace, the United States had generally moved to curb overproduction. However, in the early 1970s, under Secretary of Agriculture Earl Butz, farmers were encouraged to "get big or get out" and to plant "hedgerow to hedgerow". Over the course of the 20th century, farms have consolidated into larger, more capital-intensive operations and subsidy policy under Butz encouraged these large farms at the expense of small and medium-sized family farms. The percentage of Americans who live on a farm diminished from nearly 25% during the Great Depression to about 2% now, and only 0.1% of the United States population works full-time on a farm. As the agribusiness lobby grows to near $60 million per year, the interests of agricultural corporations remain highly represented. In recent years, farm subsidies have remained high even in times of record farm profits”. (http://en.wikipedia.org/wiki/Agricultural_policy_of_the_United_States
In another Wikipedia article a controversial aspect of the agricultural subsidies is presented: “Although some critics and proponents of the World Trade Organization have noted that export subsidies, by driving down the price of commodities, can provide cheap food for consumers, in developing countries, low prices are harmful to farmers not receiving the subsidy. Because it is usually wealthy countries those that can afford domestic subsidies, critics argue that they promote poverty in developing countries by artificially driving down world crop prices. Generally, developing countries have a comparative advantage in producing agricultural goods, but low crop prices encourage developing countries to be dependent buyers of food from wealthy countries. So local farmers, instead of improving the agricultural and economic self-sufficiency of their home country, are instead forced out of the market and perhaps even off their land”. (http://en.wikipedia.org/wiki/Agricultural_subsidy)
Mark Malloch Brown, former head of the United Nations Development Program, estimated that farm subsidies cost poor countries about US$50 billion a year in lost agricultural exports: "It is the extraordinary distortion of global trade, where the West spends $360 billion a year on protecting its agriculture with a network of subsidies and tariffs that costs developing countries about US$50 billion in potential lost agricultural exports. Fifty billion dollars is the equivalent of today's level of development assistance”. (http://content.undp.org/go/newsroom/2002/november/mmb-uganda.en;jsessionid=axbWzt8vXD9); (http://www.nytimes.com/2002/07/05/opinion/05KRIS.html?ex=1027081396&ei=1&en=6415bc0232476bf2 )

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