FRACKING: EL DIFÍCIL EQUILIBRIO
FRACKING. EL DIFÍCIL EQUILIBRIO ENTRE COSTOS
AMBIENTALES Y BENEFICIOS ECONÓMICOS.
Algunos activistas anti-fracking cambian
táctica, firman arriendos y tratan de trabajar con la industria. (de un artículo por Kevin
Begos y Michael Rubinkam, Associated Press , The Associated Press – PITTSBURGH,
EEUU, fecha de publ. Oct. 6, 2013, citado por AboveTheFold
[AboveTheFold@newsletters.environmentalhealthnews.org], Oct. 7, 2013) ENGLISH VERSION BELOW
Durante años los activistas advirtieron que el fracking puede traer desastrosas consecuencias: agua y aire arruinados, personas y animales enfermos y un dañino tráfico de camiones.
Ahora, en cambio, algunos críticos están haciendo lo que antes era impensable: trabajar con la industria. Algunos están firmando lucrativos arriendos para extracción y hasta hablan de los beneficios ambientales del gas. La explotación del gas de esquistos parece que ha venido para quedarse, a pesar de los probables perjuicios ambientales.
Muchos activistas contrarios al fracking no quieren saber nada con la industria y siguen pidiendo su prohibición. En el estado de Nueva York los oponentes consiguieron hasta ahora bloquear la explotación del gas natural del yacimiento de Esquistos Marcellus. Pero los residentes de Pennsylvania aún estando preocupados sobre las perforaciones, no tienen el lujo de seguir pidiendo la prohibición. No con las porciones del Marcellus de Pennsylvania y Virginia Occidental ya rindiendo más de US$ 10 mil millones de gas al año, lo que lo constituye el campo de gas más prolífico del país.
El enorme volumen de gas emergiendo del Marcellus y otras formaciones de esquistos de los EEUU les dio vuelta a los mercados de gas y produjeron caídas de precios mayoristas que ahora son un tercio de lo que los clientes de Europa y Asia pagan. Esto llevó a que bajaran los costos para los consumidores y la industria.
Algunos grupos ambientales están buscando asociarse con la industria en una forma diferente, Recientemente, en el sudeste de Pennsylvania los ambientalistas formaron asociaciones sin fines de lucro con las mayores compañías de gas y petróleo y formaron el Center for Sustainable Shale Development (Centro para el Desarrollo Sustentable de los Esquistos) , cuyo objetivo es proteger el aire y el agua de la polución en la región de los Apalaches. Y en Illinois la industria y los ambientalistas trabajan juntos para promover un proyecto de ley sobre fracking que ambas partes puedan apoyar.
Es un pequeño y silencioso esfuerzo para dejar de lado las diferencias filosóficas a favor de la necesidad de la producción de gas y enfocarse en cómo pueden minimizarse los impactos negativos. Es hora de superar la dicotomía gas / no-gas, dicen. La realidad, apuntan ellos, es que ya han sido perforados miles de pozos y las plantas compresoras y las cañerías siguen surgiendo por todos lados.
Artículo completo (en Inglés): http://www.wdaz.com/event/apArticle/id/DA98NP8O0/
Observaciones del Editor del Blog:
Al delicado balance entre posibles daños ambientales del fracking y la necesidad de energía se le agregan las complicaciones de la situación geográfica y geológica específica de cada yacimiento, el mayor o menor cuidado que empleen las compañías extractoras, y por el otro lado los eventuales beneficios económicos directos a los propietarios de los terrenos donde se practican las perforaciones que, en un país como los EEUU en el que, siendo la propiedad del subsuelo, sin discusión, del propietario del terreno, inclinan el fiel hacia un lado o el otro de la balanza. “Por la plata baila el mono”?
En otros países, como en Argentina, donde la propiedad del subsuelo es del Estado Nacional, y la distribución de la riqueza de ese subsuelo a las provincias como estados federales es materia de discusión, hay pocos incentivos para invertir privadamente en el negocio. En tal caso el balance del que hablamos al principio se juega entre los perjuicios ambientales y la necesidad más o menos perentoria del Estado de contar con energía al menor costo posible. De allí que nadie, salvo el Estado, simpatice, con más o menos entusiasmo, con sacrificar el ambiente para obtener un beneficio que es de todos y, por lo tanto, no es de nadie. Y de allí la acérrima oposición de casi todas las fracciones políticas a negocios entre el Estado y una multinacional cuyo comportamiento nadie, salvo el propio Estado, conoce con exactitud y está en condiciones, capacidad y deseos de controlar.
Ing. Jorge Casale
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SOME ANTI-DRILLING ACTIVISTS CHANGE TACTICS, SIGN LEASES AND TRY TO
WORK WITH INDUSTRY (from an article By KEVIN BEGOS and MICHAEL RUBINKAM
Associated Press , The Associated Press – PITTSBURGH, EEUU, publ.date: Oct. 6,
2013, cited by AboveTheFold
[AboveTheFold@newsletters.environmentalhealthnews.org], Oct. 7, 2013)
For years, activists have warned that
fracking can have disastrous consequences _ ruined water and air, sickened
people and animals, a ceaseless parade of truck traffic.Now some critics are doing what was once unthinkable: working with the industry. Some are even signing lucrative gas leases and speaking about the environmental benefits of gas. Shale gas is likely here to stay.
Plenty of anti-drilling activists still want nothing to do with the industry and continue to call for a ban on fracking. In New York state, opponents have so far succeeded in blocking natural-gas development in the Marcellus Shale. But Pennsylvania residents concerned about drilling no longer have the luxury of simply calling for a ban. Not with the Pennsylvania and West Virginia portions of the Marcellus already yielding more than $10 billion worth of gas annually, making it the nation's most prolific gas field.
The enormous volume of gas flowing from the Marcellus and other U.S. shale formations has turned energy markets upside-down and led to wholesale prices that are about one-third of what customers in Europe or Asia pay. That's led to lower costs for consumers and industry.
Some environmental groups are seeking to partner with the industry in a different way. In southwestern Pennsylvania, environmentalists recently joined charitable foundations and major oil and gas companies to form the Center for Sustainable Shale Development, which aims to protect air and water from pollution in the Appalachian region. And in Illinois, industry and environmental groups worked together to support a bill on fracking that both sides could support.
It's a small, quiet effort to set aside philosophical differences over the wisdom of natural gas production and focus on how the negative impacts can be minimized. It's time to move past the pro-gas, anti-gas dichotomy. The reality, they point out, is that thousands of wells have already been drilled, new compressor stations are going up and pipelines are being laid.
Full article: http://www.wdaz.com/event/apArticle/id/DA98NP8O0/
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