ARGENTINA: EL GRANERO DEL MUNDO FUMIGADO



ARGENTINA: PROBLEMAS SANITARIOS Y AGROQUÍMICOS. POBLACIÓN AMENAZADA  

Extractos de un artículo por  MICHAEL WARREN NATACHA PISARENKO en el Aurora Advocate, Aurora, OH, EEUU,  Associated Press, publicado Oct. 22, 2013)  

ENGLISH VERSION BELOW


Los enviados de Associated Press (AP) documentaron docenas de casos en el país donde agrotóxsicos eran aplicados en formas no esperadas por la ciencia regulatoria o específicamente prohibidos por las leyes existentes. Las fumigaciones derivan sobre escuelas y hogares y se depositan en fuestes de agua; los empleados rurales preparan los productos tóxicos sin indumentaria protectora; los habitantes acumulan agua en contenedores de pesticidas que deberían haber sido destruidos.

La biotecnología Norteamericana transformó a la Argentina en el tercer productor mundial de soja, pero los productos químicos detrás de ese desarrollo no están limitados alos campos de soja, maíz o algodón.

En la provincia de Santa Fé las tasas de cáncer son dos veces mayores que el promedio nacional. En Chaco los defectos de nacimiento se cuadruplicaron en la década en la que la biotecnología expandió dramáticamente la agricultura en Argentina.

Una nación que una vez fue conocida por su ganadería alimentada a paszto sufrió una notable transformación desde 1966 cuando la firma de Saint Louis (EEUU) Monsanto Co. Prometió que adoptando sus semillas y productos químicos patentados aumentaría los rendimientos y disminuirían el uso de pesticidas.Hoy la totalidad de la soja cultivada en Argentina, y la mayoría del maíz y del algodón son genéticamente modificados; tomando solo la soja, se triplicaron las áreas de cultivo a 19 millones de hectáreas. Argentina fue uno de los que primero adoptaron el nuevo modelo agrícola biortecnológico promovido por Monsanto y otros agronegocios Norteamericanos.

"El cambio de cómo se maneja la agricultura trajo, sin duda, un cambio en el perfil de las enfermedades” dice el Dr. Medardo Avila Vazquez, un pediatra y neonatólogo co-fundador de”Médicos de Pueblos Fumigados”, parte de un creciente movimiento que demanda el cumplimiento de las reglas de seguridad agrícola. “Hemos ido de una población muy saludable a una con altas tasas de cáncer, defectos de nacimiento y enfermedades que antes se veían solo rara vez”.

El uso de agroquímicos dosminuyó al principio, pero luego rebotó, aumentando nueve veces de los 9 millones de galones (34 millones de litros) en 1990 a más de 84 millones de galones (317 millones de litros) al presente al haber quierido los productores exprimir más cosechas y al haber crecido la resistencia de las pestes a los agroquímicos. El Glifosato, principal ingrediente de los herbicidas Rounduo de Monsanto fue catalogado como seguro por muchas agencias regulatorias incluyendo las de los EEUU y la Unión Europea, si se lo aplica adecuadamente.

Pero las diferentes provincias de la Argentina tienen diferentes regulaciones respecto de la fumigación, yendo de áreas de exclusión donde se las prohíbe desde 3 kilómetros de las áreas pobladas en algunas de esas provincias, a 50 metros en otras. Una tercera parte de las provincias no fijaron límite ninguno, y muchas carecen de políticas detalladas de exigencis al respecto.

En muchos lugares de Argentina los productores practican la siembra directa, en la que las semillas se siembran y se fumigan después con productos que no dañan a las variedades genéticamente modificadas para tolerar agroquímicos específicos, lo que ha aumentazdo el uso del Glifosato. Pero las pestes desarrollan resistencia, y más aún cuando esos agroquímicos se aplican en gran escala a cultivos genéticamente idénticos.

Así, mientras el Glifosato es uno de los herbicidas más seguros del mundo los productores ahora lo usan en mayores concentraciones y mezclado con veneneos mucho más tóxicos como el 2,4 D que los militares de los EEUU usaron en el “Agente Naranja” para defoliar las junglas durante la Guerra de Vietnam.

El el 2006, una división del ministerio de agricultura de Argentina recomendó poner rótulos de advertencia urgiendo que las mezclas de Glifosato con agroquímicos más tóxicos fueran limitados a “áreas agrícolas lejo de casas y centros poblacionales”. La recomendación fue ignorada, según lo determinó la auditoria federal.

Los gobiernos se confían en la investigación de la industria aprobada por la EPA (Agencia de Protección Ambiental de los EEUU) que el 1º de Mayo de este año dijo que “no hay indicios de que el Glifosato sea un neurotóxico y que no son necesarios estudios neurotóxicos”. Pero el Biólogo Molecular Dr. Andres Carrasco en la Universidad de  Buenos Aires dijo que si bien la carga de los cocktails químicos ya era preocupante, el solo Glifosato podría causar problemas a la salud humana. El encontró que inyectando muy bajas dosis de Glifosato en embriones pueden cambiar los niveles de ácido retinoico causando en ranas y pollitos el mismo tipo de defectos espinales que se vienen registrando crecientemente en las comunidades donde los agroquímicos son ubicuos. Este ácido, una forma de vitamina A, es fundamental para controlar los cánceres y provocar la expresión genética, el proceso por el cual las células embriónicas se desarrollan en órganos y extremidades.

Pero los resultados del Dr. Carrasco publicados en el journal Chemical Research in Toxicology en el 2010, fueron rechazados por Monsanto que dijo que esos resultados “no sorprendían dada la metodología empleada y los escenarios de exposición irrealísticos” . (El Dr. Carrasco recibió hasta advertencias mafiosas para que suspendiera su investivación. Pero el rechazo de Monsanto fue apoyado oficialmente por el gobierno. N. del E.) 

Y Monsanto recomienda que esos productos sean usados adecuada y responsablemente.

En los campos, pero, estas advertencias son ampliamente ignoradas. A veces hasta las órdenes de las cortes son ignoradas.

Con la soja a un precio de US$ 500 la tonelada, los productores la plantan donde pueden, ignorando los consejos de Monsanto y de las leyes provinciales fumigando sin que medie aviso previo, aún en condiciones ventosas.

Dr. Damian Verzenassi, que dirige el programa Ambiental y Sanitario de la escuela de medicina de la Universidad Nacional de Rosario (prov. de Santa Fé) decidió tratar de encontrar qué había detrás del aumento de los casos de cáncer, defectos de nacimiento y abortos espontáneos en los hospitales Argentinos. Desde el 2010 su estudio epidemiológico casa por casa abarcó a 65.000 personas en la provincia de Santa Fé, encontrando tasas de cáncer de dos a cuatro veces mayors que el promedio nacional incluyendo cánceres de pechos, próstata y pulmón. Los investigadores también encontraron altas tasas de desórdenes tiroideos y enfermedades respiratorias crónicas. "Estos podrían estar relacionados con los agroquímicos”, dijo Verzenassi, “Se hace todo tipo de análisis del principal ingrediente, pero nunca se estudian las interacciones entre todos los agroquímicos que se aplican”.

La Dra. Maria del Carmen Seveso, que durante 33 años atendió en salas de cuidados intensivos y comités de ética en la provincia del Chaco, se alarmó ante los informes regionales de nacimientos que muestran una cuadruplicación de defectos congénitos, de 19,1 por 10.000 a 85,3 por 10.000 en la década desde que se aprobaron en Argentina los cultivos transgénicos y sus productos. Decidida a encontrar porqué, ella y sus colegas encuestaron 2.051 personas en seis pueblos del Chaco y encontraron significativamente más enfermedades y defectos en poblaciones rodeadas de agricultura extensiva que en aquellas rodeadas por estancias ganaderas.  En los campos cultivados de Avia Terai 31% de las familias dijeron contar con un miembro de la familia con cáncer en los últimos 10 años, comparado con el 3 % en la población ganaderra de Charadai. La encuesta encontró enfermedades que la Dra. Seveso dijo eran raras antes, como defectos de nacimiento incluyendo cerebros malformados, médulas espinales expuestas, ceguera y sordera, daños neurológicos, infertilidad y extraños problemas dermatológicos..

Visitando estas poblaciones rurales, los enviados de Associated Press encontraron agroquímicos en lugares donde no debían. Pero el agua es escasa en el Chaco y la gente a menudo conserva el agua en bidones plásticos de agroquímicos.

Es casi imposible comprobar que la exposición a un agroquímico específico sea el causante de un cáncer individual o un defecto de nacimiento. Pero la Dra. Seveso dijo que, así como otros doctores, ellos opinan que de acuerdo con los resultados obtenidos debería promoverse una pronta investigación gubernamental.  En cambio, el informe de 68 páginas fue archivado durante un año en el ministerio de salud del Chaco. Un año después una copia se filtró y fue puesta en Internet. “Hay cosas que no son abiertas a discusión, cosas que no son escuchadas”, concluyó Seveso..

Los científicos arguyen que solo estudios más amplios y de largo alcance podrían descartar a los agroquímicos como causa de estas enfermedades. “por ello es que hacemos estudios epidemiológicos en enfermedades cardiológicas y el tabaco y toda otra clase de cosas”, dijo Doug Gurian-Sherman, un ex regulador de la EPA ahora miembro de la Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Alarmados). "Si uno tiene el peso de las evidencias apuntando a serios problemas de salud, no tiene que esperar hasta tener la prueba absoluta para moverse y hacer algo”.
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El autor Warren puede ser conectado en Twitter at @mwarrenap

Nota del Editor del blog: Obviamente, cuando en una controversia están involucradas enormes sumas de dinero tanto en la industria de los transgénicos y los negocios de la soja, por un lado, y los dramáticos problemas sanitarios por el otro, es difícil ser neutral y encontrar el punto medio, especialmente cuando no existen pruebas concluyentes ni para un lado ni para el otro. No hay duda de que la salud es responsabilidad primaria del estado. Pero también lo son los aspectos económicos individuales y los del país en su conjunto. Si el país dio un salto tecnológico y económico con la producción de soja aún usando métodos que nosotros los orgánicos criticamos, pero que no podemos forzar a aceptar a nadie, es difícil para la autoridad mantener neutralidad en su accionar. De allí también su participación en la controversia de las áreas de exclusión, así como otros aspectos técnicos de las fumigaciones, como se discutió en el último artículo de este blog (http://bit.ly/1h1fPPn). Y, aunque el tema no viene hoy al caso, la misma controversia se verifica en otras áreas, como por ejemplo el fracking (http://bit.ly/1gkAiyh) donde se contraponen la magnitud económica del país y sus habitantes y la necesidad de combustibles fósiles con la ecología. Los orgánicos rechazamos terminantemente el uso de agroquímicos tanto como rechazamos que se  pongan en riesgo otros aspectos de la ecología con técnicas cuestionables. Pero aunque no podemos forzar el uso de los métodos de la agricultura orgánica a quien no quiera adoptarlos, sí podemos y debemos involucrarnos en la discusión y recomendación de métodos que disminuyan los riesgos para la salud y la Tierra. Los agroquímicos son causa de los desequilibrios ecológicos. Pero no son los culpables. Los culpables son los que los usan indiscriminadamente sin tener en cuenta los perjuicios ambientales y sanitarios y su responsabilidad respecto de la Tierra y sus habitantes, sean seres humanos o no. Ing. Jorge Casale     
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ARGENTINES LINK HEALTH PROBLEMS TO AGROCHEMICALS. POPULATION THREATENED.

Excerpts from an article by MICHAEL WARREN NATACHA PISARENKO in Aurora Advocate | Aurora, OH, USA,  Associated Press Published: October 22, 2013)  

The Associated Press documented dozens of cases around the country where poisons are applied in ways unanticipated by regulatory science or specifically banned by existing law. The spray drifts into schools and homes and settles over water sources; farmworkers mix poisons with no protective gear; villagers store water in pesticide containers that should have been destroyed.
American biotechnology has turned Argentina into the world's third-largest soybean producer, but the chemicals powering the boom aren't confined to soy and cotton and corn fields.
In Santa Fe province, cancer rates are two times to four times higher than the national average. In Chaco, birth defects quadrupled in the decade after biotechnology dramatically expanded farming in Argentina.
A nation once known for its grass-fed beef has undergone a remarkable transformation since 1996, when the St. Louis-based Monsanto Co. promised that adopting its patented seeds and chemicals would increase crop yields and lower pesticide use. Today, Argentina's entire soy crop and nearly all its corn and cotton are genetically modified, with soy cultivation alone tripling to 47 million acres (19 million hectares). Argentina was among the earliest adopters of the new biotech farming model promoted by Monsanto and other U.S. agribusinesses.
"The change in how agriculture is produced has brought, frankly, a change in the profile of diseases," says Dr. Medardo Avila Vazquez, a pediatrician and neonatologist who co-founded Doctors of Fumigated Towns, part of a growing movement demanding enforcement of agricultural safety rules. "We've gone from a pretty healthy population to one with a high rate of cancer, birth defects, and illnesses seldom seen before."
Agrochemical use did decline at first, then it bounced back, increasing ninefold from 9 million gallons (34 million liters) in 1990 to more than 84 million gallons (317 million liters) today as farmers squeezed in more harvests and pests became resistant to the poisons. Glyphosate, the key ingredient in Monsanto's Roundup herbicides has been determined to be safe, if applied properly, by many regulatory agencies, including those of the United States and European Union.
Different provinces in Argentina have different rules for spraying going from exclusión areas where it  is banned within 3 kilometers (1.9 miles) of populated areas in some provinces and as little as 50 meters (55 yards) in others. About one-third of the provinces set no limits at all, and most lack detailed enforcement policies.
In many places of Argentina farmers practice what is known as direct sowing, that is, they sow the seeds and spray afterward without harming crops genetically modified to tolerate specific chemicals; and this has increased the use of Glyphosate. But pests develop resistance, even more so when the same chemicals are applied to genetically identical crops on a vast scale.
So while glyphosate is one of the world's safest herbicides, farmers now use it in higher concentrates and mix in much more toxic poisons, such as 2,4,D, which the U.S. military used in "Agent Orange" to defoliate jungles during the Vietnam War.
In 2006, a division of Argentina's agriculture ministry recommended adding caution labels urging that mixtures of glyphosate and more toxic chemicals be limited to "farm areas far from homes and population centers." The recommendation was ignored, according to the federal audit.
The government relies on industry research approved by the EPA, which said May 1 that "there is no indication that glyphosate is a neurotoxic chemical and there is no need for a developmental neurotoxicity study”. But Molecular biologist Dr. Andres Carrasco at the University of Buenos Aires says the burden from the chemical cocktails is worrisome; but even glyphosate alone could spell trouble for human health. He found that injecting a very low dose of glyphosate into embryos can change levels of retinoic acid, causing the same sort of spinal defects in frogs and chickens that doctors increasingly are registering in communities where farm chemicals are ubiquitous. This acid, a form of vitamin A, is fundamental for keeping cancers in check and triggering genetic expression, the process by which embryonic cells develop into organs and limbs.
His findings, published in the journal Chemical Research in Toxicology in 2010, were rebutted by Monsanto, which said the results "are not surprising given their methodology and unrealistic exposure scenarios." Dr. Carrasco has even received mafia style warnings to stop his research. But Monsanto’s rebuttal was officially supported by the government. And Monsanto says that  there has to be a responsible and good use of these products.
Out in the fields, warnings are widely ignored. Sometimes even court orders are ignored
With soybeans selling for about $500 a ton, growers plant where they can, often disregarding Monsanto's guidelines and provincial law by spraying with no advance warning, and even in windy conditions.
Dr. Damian Verzenassi, who directs the Environment and Health program at the National University of Rosario's medical school, decided to try to figure out what was behind an increase in cancer, birth defects and miscarriages in Argentina's hospitals. Since 2010, this house-to-house epidemiological study has reached 65,000 people in Santa Fe province, finding cancer rates two times to four times higher than the national average, including breast, prostate and lung cancers. Researchers also found high rates of thyroid disorders and chronic respiratory illness."It could be linked to agrochemicals," he said. "They do all sorts of analysis for toxicity of the first ingredient, but they have never studied the interactions between all the chemicals they're applying."
Dr. Maria del Carmen Seveso, who has spent 33 years running intensive care wards and ethics committees in Chaco province, became alarmed at regional birth reports showing a quadrupling of congenital defects, from 19.1 per 10,000 to 85.3 per 10,000 in the decade after genetically modified crops and their agrochemicals were approved in Argentina. Determined to find out why, she and her colleagues surveyed 2,051 people in six towns in Chaco, and found significantly more diseases and defects in villages surrounded by industrial agriculture than in those surrounded by cattle ranches. In the cultivated fields of the town of Avia Terai, 31 percent said a family member had cancer in the past 10 years, compared with 3 percent in the ranching village of Charadai. The survey found diseases Seveso said were uncommon before -- birth defects including malformed brains, exposed spinal cords, blindness and deafness, neurological damage, infertility, and strange skin problems.
Visiting these farm villages, the AP found chemicals in places where they were never intended to be. But drinking water is scarce in Chaco province in which people often hold water in plastic poison containers.
It's nearly impossible to prove that exposure to a specific chemical caused an individual's cancer or birth defect. But like the other doctors, Seveso said their findings should prompt a rigorous government investigation. Instead, their 68-page report was shelved for a year by Chaco's health ministry. A year later, a leaked copy was posted on the Internet."There are things that are not open to discussion, things that aren't listened to," Seveso concluded.
Scientists argue that only broader, longer-term studies can rule out agrochemicals as a cause of these illnesses. "That's why we do epidemiological studies for heart disease and smoking and all kinds of things," said Doug Gurian-Sherman, a former EPA regulator now with the Union of Concerned Scientists. "If you have the weight of evidence pointing to serious health problems, you don't wait until there's absolute proof in order to do something."
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Warren can be reached on Twitter at @mwarrenap

Comments by the Editor of this blog: Obviously, when a controversy involves enormous sums of money like in the GM industry and soybean production on the one hand, and public health on the other, it  is difficult to be neutral to find the equilibrium, specially if there are no conclussive data in either side. There is no doubt that public health is the first concern of the authorities. But the individual and national economic wealth must also be taken into account. When the country has given an important technological step in soybean production, even if using methods that us organics do not accept, but that we cannot impose to others, it is difficult for the authority to act with neutrality. That is why authorities are also involved in the controversy of exclusión areas for spraying, as it was discussed in the last comment of this blog  (http://bit.ly/1h1fPPn). And, even if the theme has nothing to do with the present agricultural discussion, the same controversy occurs in other areas, for example, frackimg (http://bit.ly/1gkAiyh) where the economic structure of the country and that of the individual, and the need of fossing fuels compete with the ecology. Us organics reject the use of agrochemicals as much as we reject the use of techniques that can be a threat to ecology. But although we cannot force others to use our methods, we do can and must get involved in the discussion of methods that may diminish risks for the health of the population and that of the Earth. The agrochemicals are the cause of ecologic disequilibriums. But they are not guilty of them. Guilty are those that use them in an indiscriminate and irresponsible way, without taking into account the environmental and health prejudices, and their responsibility towards the Earth and its inhabitants, be these men or not. Jorge Casale, Editor.

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