ALIMENTOS SIN PESTICIDAS?
PROTECCIÓN DE LA SALUD INFANTIL: LA ACADEMIA
AMERICANA DE PEDIATRÍA PIERDE EL HILO EN SU PRECARIO ANÁLISIS DEL ‘ORGÁNICO’. (comentario del The Cornucopia Institute
[cultivate@cornucopia.org]; Nov. 17, 2012, fecha de publ. Oct. 30, 2012) ENGLISH VERSION BELOW
Image: docakilah.wordpress.com
En un informe reciente ampliamente cubierto por los medios, la
Academia Americana de Pediatría (AAP), reconociendo que muchos pesticidas son
neurotoxinas y que estudios serios relacionan la exposición a los pesticidas a
daños neurológicos en niños, evita, sin embargo, recomendar dietas orgánicas
para niños, diciendo que “al presente no hay estudios que hayan examinado
experimentalmente la relación de causa-efecto entre la exposición directa a los
pesticidas de los alimentos convencionales y los efectos adversos en el
desarrollo neuronal”.
Con esta declaración la AAP sugiere que el conocimiento actual
acerca de los pesticidas tóxicos es inadecuado e insuficiente para recomendar
alimentos orgánicos para los a fin de reducir radicalmente la exposición de los
niños a los pesticidas niños - lo que ha sido demostrado en estudios serios
publicados. La AAP sugiere que la cuestión de si los pesticidas dañan a los
niños continuará sin ser demostrada hasta que los resultados de experimentos
provean suficiente muestra de daños (experimentos que son logísticamente casi
imposible de ejecutar).
Este enfoque favorece a las corporaciones productoras de estos
agroquímicos. No poniéndose resueltamente del lado de los alimentos orgánicos
la AAP hace un muy magro favor a la salud de nuestros niños y el bienestar de
las futuras generaciones. El artículo completo por Charlotte Vallaeys, Director
de Política Rural del The Cornucopia
Institute, puede leerse (en Inglés) clickeando: here.
N. del E.:
En el excelente artículo de la Dra.
Vallaeys arriba citado hay un par de frases que merecen ser destacadas
textualmente. Dice la Dra. Vallaeys:
- “Pero no tendría la AAP que actuar en el interés de los niños y de la salud pública? Cuando se ha demostrado que los pesticidas son tóxicos y carcinogénicos para los animales de laboratorio, que están correlacionados con altas tasas de ADHD (trastornos de déficit atencional e hiperactividad) en niños, y se probó que conducen a daños neuronales a los trabajadores rurales y sus niños, la presunción básica debería ser que son dañinos a menos que se pruebe lo contrario, no al revés”.
- “La carga de prueba debería ponerse sobre los fabricantes de pesticidas demostrando en forma concluyente de que sus toxinas son seguras. No debería ser responsabilidad de nuestros niños demostrar, décadas más tarde, que los pesticidas que consumieron de niños contribuyeron a los problemas de salud de su generación”.
Hoy
ventilar dudas acerca de la justificación de la calidad y seguridad de los
alimentos orgánicos está de moda. Nadie (incluso la AAC – American Academy of
Pediatrics) quiere ser pescado recomendando a los consumidores que gasten
más en alimentos, así sea que su superior seguridad sanitaria esté ampliamente
demostrada. Así, pues, es habitual para los formadores de opinión dar vueltas y
vueltas para zafar de la responsabilidad de tal recomendación, lo que también permite
a las corporaciones agroquímicas zafar de la suya de demostrar que sus productos
químicos son seguros y que no implican riesgos para la salud.
Editor,
Jorge Casale
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PROTECTING
CHILDREN’S HEALTH: AMERICAN ACADEMY OF PEDIATRICS MISSES THE BIG PICTURE IN
THEIR FLAWED ‘ORGANICS’ ANALYSIS (commentary by The Cornucopia Institute
[cultivate@cornucopia.org]; Nov. 17, 2012, publ.date Oct. 30, 2012)
Image: docakilah.wordpress.com
In a recent report, widely
covered in the national media, the American Academy of Pediatrics (AAP)
acknowledged that many pesticides are neurotoxins, and that studies have linked
exposure to pesticides to neurological harm in children. But the AAP stopped
short of recommending organic diets for children, explaining, “No studies to
date have experimentally examined the causal relationship between exposure to
pesticides directly from conventionally grown foods and adverse
neurodevelopmental health outcomes.”
With this statement, the
AAP suggests it considers existing knowledge about toxic pesticides to be
inadequate and incomplete for the purposes of recommending organic foods for
children, which have been shown in peer-reviewed published studies to radically
reduce children's pesticide exposure. The AAP suggests that the question of
whether pesticides harm children will remain unanswered until results from
experiments (which are logistically near-impossible to execute) provide
definite proof of harm.
This approach favors
agrochemical manufacturers. By failing to come out strongly in favor of organic
foods, the AAP does a serious disservice to the health of our children and the
well-being of future generations. The full article by Charlotte Vallaeys,
Director of Farm and Food Policy at The Cornucopia Institute, can be found here.
N. of the E.:
In Dr. Vallaeys article there are
couple of phrases worth being cited textually:
- “But shouldn’t the AAP act in the interest of children and public health? When pesticides have been found to be toxic and carcinogenic to lab animals, have been correlated with higher rates of ADHD in children, and have been shown to lead to neurological harm in farmworkers and their children, the basic assumption should be that they are harmful until proven safe, not the other way around”.
- “The burden of proof should lie with the pesticide manufacturers, who must conclusively demonstrate that their toxins are safe. It should not be the responsibility of our children to prove, decades later, that the pesticides they consumed as kids contributed to their generation’s health problems”.
Today,
to flag doubts about the quality and safety of organic foods has become a
fashion. Nobody (including the AAC - American Academy of Pediatrics) wants to
be caught recommending consumers to spend more money for clearly proven
healthier foods. So, they begin to go round and round getting themselves off
that hook, letting, at the same time, the agrochemical corporations get off the
hook of proving the safety or health risks of their products.
Editor,
Jorge Casale
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